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León come gamba

CHAPU APAOLAZA

Jueves, 16 de abril 2015, 12:31

Un concursante de Masterchef ha ofendido a las musas de la gastronomía. Se aventuró ante el jurado con una creación a base de gambas y una papa común que, adornada con dos granos de pimienta y unos bigotes de azafrán simulaba un gran felino a punto de devorar el crustáceo. Dijo que aquél salpicón deconstruido con patata durilla se llamaba 'León come gamba', lo que tenía toda la coherencia del mundo si obviamos que los leones no comen gambas (salvo los leones de Hércules del logo de la Junta de Andalucía, que como todos saben, son de mariscada fácil).

Al chaval lo pusieron de verano por haber insultado el oficio, según dicen, y yo creo que metieron la pata. Cuando a un tipo le invitas a hacer gilipolleces, no le puedes castigar por hacer el gilipollas. Es como si citas a un toro y lo criticas por agarrarte y darte una paliza. «Me pedisteis que arriesgara», dijo él, y arriesgó, quizás demasiado, vale, pero a ver quién es el guapo que traza la línea entre la chorrada y el genio, que es como esa cuerda invisible que les ponen a los ciclistas entre los troncos de los bosques, que para cuando la ven, ya es tarde.

Yo veo ese programa cada vez que puedo. No sé porqué. En realidad, ese concepto de cocina me resulta ajeno. Casi todo me resulta plástico, salvo Samantha Vallejo Nájera y esa dualidad suya tan elegante y pastoril que lo mismo la pondría a desfilar en una pasarela que a pastorear un rebaño de ovejas merinas en una cumbre. Me gustaba más la Samy que tenía su programa en la tele, que cocinaba todo con mucho queso y que decía 'emplateison'. Yo prefería esa cocina de antes de que todo fuera gastronomía. Me gustaban más las mesas en las que se servía en lugar de estas en las que se emplata. Me gusta más la comida rica que la interesante, el fuego lento a la cocción a baja temperatura, los cocineros que se echan un vino a los que te echan la bronca, los que hacen las cosas como les sale a los que planifican una receta como si fuera la batalla de Gallipoli. Prefiero que los chefs miren como Juan Mari Arzak a que se insinúen como lo Jordi Cruz, que se cree James Bond y cada día se parece más a Zoolander.

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