Dedicado a mi padre

El día era propicio. Desde el principio hicimos un buen grupo, en el que iba mi gran amigo Carlos Pérez, con quien me alié para ir al mismo ritmo. Todo iba bien, a un ritmo medio entre 3:56 y 3:57 minutos por kilómetro. Sin embargo, mi reciente cambio de técnica de carrera me pasó factura. Y en el 31, noté un dolor insufrible en la planta de los pies. Me vi obligado a cambiar la forma de correr y empecé a tener calambres en los isquiotibiales y los gemelos.

Pero continué por mi padre, que me ayudó. También por el inestimable apoyo de Javier Sierra. Mi amigo me asistió siete veces en los calambres, me avitualló, animó y protegió del viento. Quiero destacar a Carlos Pérez, que sacrificó su marca por compañerismo. Le pedí que se marchara. Y me repitió: «Ayudarte a acabar es más importante y satisfactorio que esa marca».

Al final conseguimos otro sub-3 (2h.56). Muy sufrido. Estoy seguro de que mi padre estará contento y tranquilo de ver que tengo amigos que son hermanos. Esto es lo importante, y las marcas. un dato más.