11-S
Cruce de vías ·
Hay fechas que se quedan grabadas para siempre en la memoria, unas veces para bien y otras para malVeo un avión atravesar el cielo. Me pregunto adónde se dirige. Imagino a los pasajeros que vuelan hacia sus casas o quizás están de viaje ... de negocios o van de vacaciones. Desde niño me gustan los aviones. Los relaciono con el viaje y viajar significa para mí una de las experiencias más atractivas de la vida. Hoy es 11 de septiembre de 2021. No olvido lo que estaba haciendo este mismo día hace veinte años cuando se produjo el atentado del World Trade Center. A muchas personas les pasa igual y también recuerdan dónde se encontraban en ese preciso instante. Hay fechas que se quedan grabadas para siempre en la memoria, unas veces para bien y otras para mal. Aquel día lucía el sol en Málaga alrededor de las tres de la tarde. A esa hora, yo caminaba por el parque sin ser consciente de la fortuna que tenía de pasear entre árboles y flores. Hay noticias que nadie imagina que puedan suceder hasta que uno las ve y ni siquiera entonces parecen reales. Mientras andaba tranquilamente de vuelta a casa, tres mil personas morían en los atentados de Nueva York, Washington, y en el avión que se estrelló en las afueras de Shanksville, en Pensilvania. No hay animal en el mundo más cruel y despiadado que el ser humano.
Las armas que los terroristas utilizaron para conseguir su propósito fueron aviones de pasajeros pilotados por kamikazes. Morir matando. Los aviones, los trenes y los coches convertidos en armas de guerra. Ahora diviso la silueta plateada de un avión cruzando el cielo azul. No pienso en los viajes sino en aquella trágica mañana. El derrumbe de las Torres Gemelas y los vuelos suicidas que se estrellaron contra el Pentágono y en mitad del campo, camino del Capitolio. La vida cotidiana convertida en ceniza. Me estremece pensar en las personas que se quedaron esperando en el aeropuerto la llegada de alguien que nunca regresó mientras yo paseaba ajeno a la desgracia. Los pequeños placeres de la vida cotidiana adquieren en determinados momentos un valor inmensurable. Recuerdo los viajes que hice a Nueva York antes y después del 11S. El aire que rodea el edificio que reemplaza las Torres Gemelas. El fantasma de la libertad. Y vuelven de nuevo las imágenes de aquel día que nunca hubiera deseado ver. Las víctimas que tienen que elegir un final. Los cuerpos desesperados cayendo al vacío. Qué horrible perder la esperanza. Las imágenes permanecen en la retina como si formaran parte de un mal sueño, una pesadilla que no consigo borrar de la memoria. Me pregunto cómo se puede sentir un odio tan ciego. Matar por venganza sin poner cara a las víctimas, sin conocerlas, sin saber el nombre, ni la edad, ni nada. Como si los seres humanos fuéramos pasaportes falsos, papeles sin vida cayendo en el aire.
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