El Gobierno alega que ha «acordado el desacuerdo» con Rutte sobre el gasto militar
Moncloa admite que el secretario general de la Alianza pone en duda que baste el 2,1% para que España cumpla sus compromisos sobre capacidades militares. Desdeña al tiempo la presión de Trump para llegar hasta el 5% del PIB
El Gobierno asegura no temer la reacción de Donald Trump al acuerdo sellado este domingo por Pedro Sánchez con el secretario general de la ... OTAN, Mark Rutte, para liberar a España de la obligación de dedicar un 5% del PIB al gasto militar de aquí a 2035, como quedará recogida en la declaración conjunta que los aliados suscribirán este miércoles en la cumbre de La Haya, la primera del presidente estadounidense en su segundo mandato, condicionada ahora por el ataque de este país a Irán y sus posibles consecuencias. El líder de la primera potencia mundial recriminó el pasado viernes a España que haya sido «históricamente conocida por pagar poco» y advirtió de que debería pagar «lo mismo que el resto». Pero en Moncloa responden: «Para nosotros el secretario general de la OTAN es la máxima autoridad de la institución y es con quien debemos negociar».
Sánchez tenía muy claro que iba a dar la batalla para no plegarse a un objetivo de gasto planteado por Trump ya antes de llegar a la Casa Blanca con criterios poco claros y bajo amenaza de sacar a Estados Unidos de la OTAN, una organización de la que considera que Europa lleva décadas beneficiándose a costa de los esfuerzos de su país, pero el actual contexto nacional -con la legislatura en el alambre por el escándalo de corrupción que afecta a los dos últimos secretarios de Organización del PSOE, Santos Cerdán y José Luis Ábalos- la ha convertido en aún más relevante. El compromiso de pasar del 1,4% al 2% este año ya provocó un choque con los socios de la izquierda que no se puede permitir agravar.
El presidente anunció este domingo, en una declaración urgente desde el Palacio de la Moncloa a las 18:00 horas, que había acordado con Rutte que la declaración de la cumbre mantenga el 5% del gasto en defensa con carácter general pero con una redacción suficientemente «ambigua» como para permitir que España o cualquier otro país queden por debajo siempre y cuando cumpla con los objetivos de capacidades militares que fueron aprobados por los ministros de Defensa de la OTAN el pasado 5 de junio. Una interpretación que España considera blindada por el cruce de cartas que este domingo mantuvieron el presidente del Gobierno y el secretario general de la Alianza.
«Entiendo que España está convencida de que puede cumplir el nuevo acuerdo de Objetivos de Capacidad con una trayectoria de gasto menor al 5% (3,5% en defensa estricta y 1,5% en gastos relacionados con la seguridad) del PIB», decía Rutte en su última misiva. «Puedo confirmarle que el acuerdo de la próxima cumbre de la OTAN dará a España la flexibilidad para determinar su propia ruta soberana» añadía. A eso, Sánchez todavía replicó, para terminar de amarrar el asunto: «Solo en ese entendimiento se suscribirá el acuerdo [en referencia a la declaración conjunta]». Por eso en el Gobierno aducen que está blindada con una «triple llave», la «ambigüedad» de las enmiendas introducidas al texto inicialmente sometido por el secretario general a los 32 estados miembros para su aprobación por el procedimiento de silencio (silencio que Sánchez rompió el jueves), la carta en la que Rutte confirma que la interpretación que España hace de las mismas es correcta y la respuesta del presidente.
El embajador de EEUU ante la OTAN. Mark Whitaker, insistió este lunes en que todos los países, incluida España, tendrán que cumplir el 5%.«Esta cumrbe va de la credibilidad de la OTAN. Estamos instando a todos nuestros aliados a den un paso al frente y paguen la cuota que les corresponde por la seguridad atántica», dijo. También el propio Rutte advirtió que la OTAN considera que para cumplir los requerimietos de gasto específicamente militar España tendrá que cumplir con el 3,5% y no limitarse al 2,1% que, según han estimado los expertos de las Fuerzas Armadas españolas bastaría. En Moncloa también quitan relevancia a esa discrepancia, que no niegan. Y aducen que, como ocurre otras tantas veces en diplomacia, lo que se ha hecho es «acordar el desacuerdo».
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