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El PP pasa a la acción y un año después de su última manifestación contra el Gobierno de Pedro Sánchez, a cuenta del borrado de ... los delitos del 'procés', vuelve a echarse a la calle. Y lo hace, explicó su líder, para combatir» el «estado de putrefacción» en que se encuentra, a su juicio, el Ejecutivo tras la cascada de informaciones que apuntan a una operación para desacreditar a la cúpula de la UCO y con un presidente «rodeado de corrupción» por los casos que afectan a su entorno familiar y político. Una degradación, a ojos de Alberto Núñez Feijóo, «impropia» de un Gobierno e «inasumible» en cualquier democracia, por lo que pidió a los aliados parlamentarios de Sánchez que apoyen una moción de censura que permita desalojarlo de La Moncloa. «Esto va de democracia o de mafia», afirmó el jefe de la oposición, que espoleó a los ciudadanos a decir «basta» en una protesta el 8 de junio en la madrileña Plaza de España, próxima a la sede socialista de Ferraz.
Un cambio de guion en apenas 48 horas ya que el martes, durante la presentación de los avales para su candidatura a la reelección como presidente del PP, Feijóo descartó retomar esa vía. Pero «la gravedad de los hechos conocidos en los últimos días y especialmente en las últimas horas», apuntan en Génova, ha obligado al jefe de la oposición a replantearse los pasos a seguir. Los populares sitúan la trama de «las cloacas del PSOE» como uno de los casos «más graves» de todos los que han salpicado al Ejecutivo hasta la fecha y aprovecharán este nuevo frente abierto contra Sánchez para acentuar su estrategia de desgaste activando todos los resortes jurídicos y parlamentarios a su alcance.
La asesoría jurídica del PP está estudiando las acciones que llevarán a los tribunales contra la supuesta 'fontanera' del PSOE Leire Díez, por ofrecer a un investigado por la Audiencia Nacional supuestos favores judiciales a cambio de información comprometedora sobre uno de los principales mandos de la UCO y por lo que la militante socialista tendrá que dar explicaciones en el Senado. Para los populares, el expediente informativo abierto por Ferraz a Díez no es más que un «paripé» para desentenderse de una operación detrás de la que ven la mano de Sánchez y de su número dos, Santos Cerdán. «Toda mafia tiene un capo», sentenció este miércoles Feijóo, horas antes de llamar a los españoles a «reaccionar» en la calle ante la «degradación total» del Ejecutivo.
«El partido, el Gobierno y la familia más directa del actual presidente están rodeados de corrupción. Todas las personas de su confianza están imputadas o señaladas», cargó ayer el expresidente de la Xunta durante su declaración sin preguntas en la sede nacional del PP.
Para los populares, que dan por creíble todo lo publicado, el Gobierno ha entrado en barrena al utilizar «prácticas mafiosas», que incluyen la extorsión mediante la amenaza de difusión de vídeos sexuales, que atentan contra la decencia democrática y que trascienden cualquier ideología y coyuntura porque, alertan, «ponen el riesgo al país». «Los que dijeron que llegaron para combatir la corrupción la han normalizado. Mintieron, delinquieron y, para taparlo todo, extorsionaron», azuzó Feijóo, que instó a la ciudadanía a combatir a Sánchez en la calle ya que no puede hacerlo todavía en las urnas. «Suerte con la manifestación», señalan en Moncloa, donde retan a Feijóo a sacar a la calle «más gente de la que se manifiesta contra Carlos Mazón».
Pero la convocatoria de una nueva manifestación, la sexta contra el Gobierno desde que asumió las riendas del PP, no fue el único as que el dirigente conservador puso en juego. Volvió a poner la mira en los aliados de Sánchez, a los que acusó de «connivencia» y a los que pidió que le retiren el respaldo parlamentario y lo dejen caer en una moción de censura. Un brindis al sol porque las posibilidades de que alguno de los interpelados –singularmente Junts y el PNV– apoyen la iniciativa son muy escasas. «Feijóo se ha creído su propia mentira. No hay una trama de corrupción», insisten fuentes gubernamentales.
Aunque la mayoría de los grupos que hace siete años facilitaron la llegada de Sánchez a La Moncloa tras apoyar la censura contra Mariano Rajoy, precisamente para «combatir la corrupción», se han mostrado incómodos ante la espiral de procesos judiciales y escándalos, ninguno ha dado muestras de estar dispuesto a respaldar al PP. «Si ahora fueran consecuentes –subrayó Feijóo–, harían lo mismo». Un mensaje velado al PNV, su socio en el pasado y cuyo voto fue determinante en 2018 para aupar a Sánchez al poder. Los puentes entre ambos partidos están muy resquebrajados tras su choque por la concesión a los nacionalistas del palacete de París.
Tampoco está mejor la relación con Junts. Carles Puigdemont culpó este lunes al PP de maniobrar en Bruselas para impedir que el catalán se convirtiera en lengua oficial de la Unión Europea. Los neoconvergentes se tomaron a risa la propuesta de Feijóo, al que tildaron de «bromista» y «loco».
El líder del PP cuenta con el apoyo de Vox, que ha declinado asistir a la manifestación, pero sigue necesitando de cinco votos –sus diputados y los de Santiago Abascal suman 171 de los 176 necesarios–. Por eso, si no tiene el respaldo de algunos de los socios de Sánchez, y nada hace prever que lo obtendrá, Feijóo no presentará una censura para perderla. En su entorno explican que tampoco tiene intención de contactarlos. La pelota está ahora en su tejado. Si quieren algo, «el PP está a disposición».
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