Las elecciones catalanas siguen en el aire

La oposición ha acusado esta mañana a JxCat y Esquerra de seguir criterios partidistas y de interés electoral en el debate sobre si se debe o no aplazar la fecha de las elecciones del 14 de febrero. Partidos catalanes, Govern y expertos médicos han celebrado esta mañana una reunión, previa a la del próximo viernes, que debe servir para tomar una decisión definitiva sobre si se mantiene la fecha o se suspende. En el encuentro, las autoridades sanitarias han trasladado un informe de la Consejería de Salud, que sitúa el pico de contagios de la tercera ola en vísperas del inicio de la campaña, a finales de enero. Los expertos sanitarios, en cualquier caso, no han trasladado ninguna recomendación sobre qué decisión adoptar.

En la reunión con los partidos, el Govern ha informado además que la Junta Electoral Central (JEC) ha rechazado la petición que le hizo de excluir a las personas mayores de 60 años del sorteo para escoger las mesas electorales de los comicios. El Gobierno catalán ha señalado además que hasta la fecha se ha realizado 20.000 peticiones de voto por correo, una cifra que triplica las solicitudes hechas en las elecciones de 2017 en el mismo periodo. En principio, el Govern solo contempla el aplazamiento electoral si como consecuencia de la pandemia se está en un escenario de confinamiento total o de restricción absoluta de actividades sociales.

Las fuerzas que integran el Govern siguen sin soltar prenda y no se muestran abiertamente favorables ni en contra de seguir adelante con las elecciones. Pero sus posiciones chocan. ERC ha reclamado que no se haga electoralismo con la fecha de las elecciones. El PSC y los comunes también han lanzado llamadas en este sentido. «A pesar de que los criterios sanitarios son los que deben prevalecer, finalmente debe haber una decisión política que queremos sea por amplio consenso. Lo peor que podría pasar es que alguien jugara a hacer electoralismo», ha asegurado Marta Vilalta, de Esquerra. La apelación de los republicanos iba dirigida a sus socios de JxCat, que abogan por el aplazamiento, por estrictos motivos políticos, pues necesitan tiempo para consolidar la candidatura de Laura Borràs, creen que la permanencia de Pere Aragonès al frente del Govern le puede desgastar y confían en que el efecto Illa se diluya.

El único partido que esta mañana ha expresado con claridad que la fecha debe mantenerse es el PSC. «No hay otro escenario que celebrar las elecciones», ha afirmado la número dos de la candidatura socialista, Eva Granados. A su juicio, no está previsto que el 14-F pueda haber un confinamiento generalizado, que es el escenario que podría llevar a aplazar las elecciones.

Sobre la posibilidad de posponer las elecciones dada la situación epidemiológica, el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha señalado que el Ejecutivo trabajará para que el 14-F «no solo se pueda votar, sino que se pueda hacer el máximo de actividad social y económica» y que esperará a la reunión de la mesa de partidos el 15 de enero para valorar los escenarios epidemiológicos y tomar una decisión consensuada con las fuerzas políticas.

La candidata de los comuns a la Presidencia de la Generalitat, Jéssica Albiach, ha defendido este lunes que las elecciones del 14 de febrero son necesarias y que, en caso de tener que posponerlas, debería hacerse bajo criterios sanitarios y no «partidistas ni electoralistas».

La CUP ha condicionado la celebración de las elecciones a la evolución de la situación epidemiológica del Covid-19 pero ha pedido celebrarlas «lo antes posible porque este ciclo político está totalmente finiquitado y el Govern está agotado».

Este pasado fin de semana, tanto 'El Periódico' como 'La Vanguardia' publicaron encuestas para el 14-F. Coincidían en que todo está en el aire y en que el PSC ha recobrado empuje con la designación de Salvador Illa. En el primer sondeo, los socialistas obtendrían la primera plaza, seguidos muy de cerca por ERC y JxCat, y en el segundo Esquerra se apuntaría el primer puesto, por delante de JxCat y el PSC.

En ambas muestras resultaban factibles tanto la mayoría absoluta independentista como la de un eventual tripartito de izquierdas. En las dos encuestas, además, el ministro de Sanidad aparecía como el preferido para ser el próximo presidente de la Generalitat. La designación de Illa, que obligará a Sánchez a acometer una crisis de Gobierno, aunque no se quiere precipitar por si al final se acaban aplazando las elecciones, pone en apuros a los comunes, que podrían perder posiciones, lo que afectaría al equilibrio de fuerzas en el Gobierno central.