Cosidó llama al Gobierno de Sánchez el «más sucio de la democracia»

En su intervención en la interparlamentaria del PP, que se celebra en Sevilla en plena precampaña andaluza, Cosidó también ha señalado que los andaluces «no van a perdonar» a Susana Díaz su «silencio cómplice con los independentistas» que dieron el Gobierno a Pedro Sánchez, y ha añadido que su «publirreportaje» con el presidente esta semana «tiene un precio y susana lo va a pagar».

En su informe como portavoz del Senado, Cosidó ha puesto en valor el trabajo de los populares en esta Cámara y ha avanzado que su partido impulsará la creación de una Comisión especial de estudio de la inmigración, que es el problema «más grave» que tiene Europa en estos momentos.

El portavoz popular ha recalcado que el Senado, en el que el PP tiene mayoría absoluta, se ha convertido en una «fortaleza» frente a la «amenaza tricolor de este socialistas, independentistas y podemitas».

Y ha señalado que lo que quieren todos estos partidos en realidad es «acabar con el régimen de 1978» y con los principios que «fundamentaron la Transición» y «poner en riesgo» las libertades conseguidas.

También ha reiterado Cosidó que, mientras el PP mantenga la mayoría en el Senado, «ni España se va a romper» ni las libertades se van a ver socavadas« como tampoco se »tocará« la Constitución.

En línea con Cosidó y su calificativo de «sucio», la portavoz del PP en el Congreso, Dolors Montserrat, ha considerado que el Ejecutivo de Pedro Sánchez está «en descomposición».

Y ha criticado que sean los socialistas los que digan que los populares han abandonado la moderación cuando ellos se han «abrazado al independentismo» y a «los radicales.

El Gobierno de Sánchez, ha insistido Montserrat, es «idéntico» al de Zapatero, y no lo dicen los populares, sino que lo hacen los ciudadanos e instituciones económicas, que ya advierten de los signos de desaceleración.

Dolors Monserrat ha alertado, por otro lado, del presupuesto que prepara el Gobierno y que está «negociando» con los independentistas, unas cuentas que «no piensan en las familias» y que «asfixian y agobian» con sus impuestos a los trabajadores y a los autónomos.