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Puigdemont sale de la cárcel italiana de Sassari. AFP | Vídeo: Atlas

Puigdemont queda libre en Italia sin medidas cautelares

El expresident, que tendrá que comparecer ante el juez el 4 de octubre, acusa al Gobierno de hacer «el ridículo» mientras Sánchez y Aragonès aíslan la mesa de diálogo de la crisis

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Jueves, 23 de septiembre 2021

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Alrededor de 21 horas ha estado Carles Puigdemont en la prisión de Bancali en Sassari, Cerdeña. Una juez del tribunal de apelación de esa ciudad, con el apoyo del fiscal, acordó este viernes su puesta en libertad sin medidas cautelares y le citó para declarar el 4 de octubre. Entretanto, el expresidente catalán tendrá total libertad de movimientos. «No hay ninguna medida cautelar. Puede viajar a donde quiera», explicó su abogado italiano Agostino Marras.

El expresidente catalán fue detenido en el aeropuerto sardo de Alguer en torno a las 21:00 horas del jueves, aunque no trascendió hasta dos horas después. A las 18:00 horas de este viernes, salió del penal y lo hizo crecido. «Es una nueva victoria judicial. España nunca se cansa de hacer el ridículo», afirmó apretujado por los medios de comunicación y por los más incondicionales de los suyos. Entre ellos, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, en primera fila del comité de recepción. Puigdemont sostuvo que «la decisión del Tribunal General de la Unión Europea es clarísima, y hoy se ha visto». Se refería a que la corte con sede en Luxemburgo considera, a su entender, que las órdenes para su busca y captura dictadas por el Tribunal Supremo de España están suspendidas. Un debate que está en el meollo de su detención con lecturas enfrentadas.

Se repite la historia de Bélgica, donde no pasó por prisión y solo pisó una comisaría, y de Alemania, donde entre marzo y abril de 2018 estuvo 12 días en la cárcel. En ambos casos los jueces desestimaron las demandas de extradición a España. En Italia puede suceder lo mismo. De entrada, la juez de Sassari no tuvo en cuenta en primera instancia los argumentos del Tribunal Supremo ni atendió la euroorden dictada por el magistrado Pablo Llarena. La impresión en medios jurídicos italianos consultados por este periódico es que todo va a quedar en nada.

Puigdemont no desveló sus planes tras abandonar los aledaños de la cárcel en una furgoneta. En medios soberanistas informaron de que «tiene agenda» en Cerdeña y se quedará allí «algunos días». Al fin y al cabo, ironizaron, la isla forma parte de los Països Catalans, comunidad lingüística catalana que alimenta el imaginario histórico del soberanismo.

Su captura desató en las primeras horas un terremoto político, sobre todo en Cataluña porque en la Moncloa ha reinado en todo momento una cierta calma. El Gobierno de Pedro Sánchez siempre ha confiado en que no tendría repercusiones en el proceso de diálogo abierto con la Generalitat a pesar de las soflamas independentistas, muy encendidas por parte de Junts más retóricas las de Esquerra. La diputada Elsa Artadi calificó de «mentira» la alusión a la división de poderes que hizo el Gobierno en su comunicado de la madrugada del viernes y culpó a Sánchez de mover los hilos de la operación.

Alivio de Aragonès

De nada sirvieron las explicaciones del ministro del Interior de que no participaron policías españoles en la captura. Junts y los sectores más extremos creyeron haber encontrado en la detención el revulsivo que buscaban para reanimar el desangelado independentismo callejero. Pero fue un espejismo porque la concentración convocada este viernes ante el consulado de Italia en Barcelona para protestar por el arresto apenas reunió a 500 personas.

Al margen de lo que resuelva el tribunal de apelación sardo sobre la extradición, parece evidente que Puigdemont se ha anotado un primer triunfo, y así lo celebraron las fuerzas secesionistas. «Celebramos que Puigdemont quede en libertad, pero condenamos la persecución judicial que desde hace cuatro años lo fuerza a vivir en el exilio. Exigimos la libertad total de Puigdemont y de todos los represaliados», escribió Pere Aragonès en Twitter.

Si alguien recibió con alivio la excarcelación ese fue el presidente de la Generalitat porque conjuraba el peligro de la enésima crisis con sus socios de Junts, solo que en este caso la presencia de Puigdemont era un poderoso agravante. Aragonès había advertido horas antes en una declaración institucional que la detención «no ayuda a la resolución del conflicto ni contribuye a la solución política ni facilita el proceso de negociación». Un mensaje para Sánchez, pero también para sus aliados para demostrarles que la unidad independentista no está en cuestión ante situaciones de este calado. El presidente catalán, de todas maneras, se cuidó mucho de preservar la mesa de diálogo que echó a andar hace diez días y cuyo futuro se tambaleó nada más conocerse el arresto. «No hagamos especulaciones sobre el futuro», zanjó.

La apuesta por la preservación del diálogo fue reafirmada por Sánchez «hoy más que nunca». Aunque al mismo tiempo defendió que Puigdemont «debe someterse a la acción de la justicia, exactamente igual que cualquier otro ciudadano».

Sofocados los amagos iniciales de revuelta interna en la Moncloa con Podemos y en el Palau de la Generalitat con Junts, Sánchez y Aragonès han gestionado al alimón la crisis. «Los equipos de los dos presidentes han estado en contacto», apuntó el presidente catalán.

La policía detectó al expresidente catalán gracias a una alerta Schengen del vuelo FR6732

El Sistema de Información de Schengen (SIS en sus siglas en inglés) permitió detectar la llegada del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont al aeropuerto de Alguer. En el aeródromo sardo, a las 21:05 horas del jueves -media hora más tarde de lo previsto-, aterrizaba procedente de Bruselas el vuelo FR673 de la compañía Ryanair y allí le esperaban para arrestarle agentes de la policía de fronteras italiana, que habían sido alertados de la llegada del líder independentista sobre el que pesaba una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) emitida por España.

Aunque la última palabra sobre el futuro judicial de Puigdemont la tendrá la Corte de Apelación de la localidad de Sassari, que este viernes dejó en libertad al expresidente de la Generalitat y le citó a declarar el próximo 4 de octubre, el SIS fue el responsable de desencadenar toda la operación. Este sistema centraliza la información que emiten los 30 países del espacio Schengen (los 26 de la UE, más Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza) para facilitar la cooperación policial entre Estados miembros.

El abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, reconocía el mismo jueves por la noche que la detención se había producido en función de la euroorden del 14 de octubre de 2019, aunque se mostraba convencido de que quedaría libre al, como declaró, encontrarse «suspendida por imperativo legal según establece el Estatuto del Tribunal de Justicia de la Unión Europea».

Boye también confirmó que eran conscientes de que el sistema de alerta SIS seguía recogiendo las euroordenes emitidas contra Puigdemont y su exconseller Toni Comín, que no ha viajado a Cerdeña, pero que daban por bueno el compromiso de las autoridades españolas que queda recogido en un auto del Tribunal europeo del pasado 30 de julio. En este sentido, el abogado recordó que Puigdemont ha viajado recientemente en al menos dos ocasiones a Francia sin ser detenido ni sometido a controles policiales ni judiciales, por lo que ha asegurado que el Tribunal de la UE «se va a sentir engañado» por la situación que se ha producido en Cerdeña.

Los datos almacenados en la base de datos del SIS se introducen, actualiza, suprimen y consultan mediante los distintos sistemas nacionales, aunque hay un sistema central, «encargado de la supervisión técnica y de la administración», que se encuentra en Estrasburgo (Francia). Solo los Estados miembros pueden realizar estas acciones, según explica el Ministerio del Interior en su página web.

Los Estados miembros son, por tanto, los encargados de crear y mantener su propio sistema nacional, con lo que también «son responsables de cualquier daño ocasionado a una persona como consecuencia de la utilización de su sistema nacional SIS».

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