Manuela Carmena, la 'lideresa' del 15M

La jurista -abogada, magistrada, y fundadora de Jueces para la Democracia- acumula una intensa trayectoria que arrancó en los despachos laboralistas de Madrid y que incluye un puesto como vocal del CGPJ o como relatora de Naciones Unidas. Su irrupción en la escena política madrileña, donde tiene altas probabilidades de ejercer como alcaldesa del Ayuntamiento, llega tras su jubilación.

Casada con un arquitecto y madre de dos hijos, militó en el PCE y se presentó por sus listas en las elecciones de 1977, aunque antes de formar parte de Ahora Madrid -coalición en la que se integra Podemos- no pertenecía a ninguna formación política. La juez, que siempre ha defendido que el cambio debe llegar desde los jóvenes, decidió finalmente enfrentarse a la candidatura de Esperanza Aguirre. Y, contra todo pronóstico, ha logrado 20 concejales, uno menos que el PP de Aguirre que ha estado 24 años al frente del Gobierno municipal.

Cercana al 15M, alrededor de la candidata de Ahora Madrid se desató en las últimas semanas el 'efecto Carmena'. Su discurso, en el que interpela a los ciudadanos a implicarse y convertirse en protagonistas de la vida política, y su campaña, centrada en las plazas y en redes sociales, caló hondo sobre todo en Internet, donde reinó en los días previos a las elecciones gracias en parte a la contribución del Movimiento de Liberación Gráfica de Madrid (MLGM) y muchos otros artistas, que inundaron la red con retratos de Manuela Carmena convertida en icono pop.

La jurista 'progre'

Carmena estudió Derecho en la Facultad de Madrid, pero se licenció en Valencia tras ser expulsada de la universidad por su participación en movimientos democráticos. Su arranque profesional tuvo lugar en los despachos laboralistas organizados por CC OO y el PCE en Madrid, donde se salvó por los pelos de la tristemente conocida matanza de Atocha en 1977, cuando un grupo de extremistas de derecha asesinaron a cinco jóvenes abogados.

Posteriormente preparó las oposiciones para juez y empezó a ejercer en 1981, pasando por La Palma, El Escorial, Bilbao y Madrid. En su periodo como magistrada en la capital encabezó la reforma que permitió la supresión de las "astillas" (el pago fraudulento a funcionarios judiciales), que le valió en 1986 el premio Derechos Humanos. En 1989 pasó a ocupar el cargo de juez de vigilancia penitenciaria de la Comunidad de Madrid, donde se la recuerda por sus enfrentamientos con Instituciones Penitenciarias en defensa de los reclusos.

Entre sus decisiones más polémicas como magistrada se encuentra la puesta en libertad condicional del preso etarra José Manuel Azkarate Ramos por padecer una "grave enfermedad", quien se fugó y no fue capturado hasta 2003. En febrero de 1993 fue nombrada decana de los jueces de Madrid y, en 1996, elegida vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PSOE.