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Se cumplen 20 años del Honda S2000, el biplaza que rompió moldes

Se cumplen 20 años del Honda S2000, el biplaza que rompió moldes

El pasado mes de enero, el stand de Honda en el Salón de Tokio sorprendió con el nuevo Honda S2000 20th Anniversary Prototype

S. M.

Madrid

Domingo, 3 de enero 2021, 01:45

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El pasado mes de enero, Honda Access, la división de accesorios de la compañía, completó el stand en el Salón de Tokio con un Honda S2000 20th Anniversary Prototype. El prototipo de conmemoración de este modelo, equipado con componentes personalizados, despertó el entusiasmo de los seguidores de la marca, que arrastran su nostalgia del modelo desde que se dejara de fabricar en 2009. Basado en la clásica generación AP1 (1999–2003), el prototipo ofrece un diseño exterior actualizado que incluye un parachoques delantero más nítido, un nuevo sistema de sonido y, por supuesto, asientos de cuero rojo en el interior, tal y como detallan en Honda dreams.

Heredero de la saga de roadsters ligeros -iniciada por el S500, el S600 y el S800-, el S2000 robó corazones desde antes incluso de existir. Y no era para menos. Los deportivos de entonces contaban con motores de seis cilindros, pero los ingenieros de Honda prefirieron dotar al S2000 de un compacto motor de cuatro cilindros que permitía mayor agilidad. Los primeros modelos S2000, con una línea roja de más de 9.000 rpm, eran máquinas asombrosas. Con un motor VTEC cuatro cilindros de 2 litros, los biplaza de Honda eran capaces de acelerar de 0 a 100 km/h en solo 6,4 segundos, y sonaban como si estuvieran luchando por el podio en el circuito de Mónaco. En otras palabras, ningún otro motor conseguía más potencia por litro que el S2000.

¿Sabías que el Honda S2000 de 1999 fue unos de los primeros coches modernos en arrancar simplemente presionando un botón? En este caso, por supuesto, el botón era rojo Honda, con letras impresas que en las que se leía «Engine Start». Otro botón memorable era el que activaba el mecanismo para abrir y cerrar el techo eléctrico del biplaza. El sistema era brillantemente simple: el conductor sólo tenía que soltar un par de pestillos, apretar un botón y… ¡voilà! El techo del coche bajaba o subía en seis segundos, el mismo tiempo que cuesta, por ejemplo, abrir el estuche de las gafas de sol y ponérselas.

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