Recaro se declara en bancarrota

No se trata de un quiebre absoluto, sino de la división automovilística del grupo. La compañía cuenta con otras divisiones dedicadas a la fabricación de sillas gaming o carritos de bebé. El anuncio ha supuesto un jarro de agua fría para multitud de aficionados a la marca y el sector en general.

Recaro comienza sus andaduras en 1906 como un carrocero de vehículos, conocida por aquel entonces como Reuterr Carosserie. En 1963 se centra en la fabricación de asientos, cambiando su nombre por el actual: Recaro. En 2011 la división de asientos para automóviles y aviones fue vendida a Johnson Controls y posteriormente, en 2020, adquirida por la firma estadounidense Raven Acquisitions.

A pesar de la insolvencia de Recaro Automotive, la empresa tiene previsto continuar con la producción de asientos, pues sus accionistas «se han comprometido a apoyar los esfuerzos de reestructuración».

El anuncio de Recaro pone de manifiesto la situación actual de la industria automotriz europea, sumida en una profunda crisis tras el cambio de concepto en los vehículos (de la combustión a lo eléctrico) y la entrada de nuevos agentes competidores desde el continente asiático.

Firmas de enorme renombre como ZF (que contempla una reestructuración con miles de despidos ante la caída de demanda de transmisiones) o marcas de coche como Jaguar, que ha reducido su oferta a un único vehículo, son otros de los ejemplos que se van cocinando en una década que marcará un antes y un después en la automoción.