Opel Crossland, el rejuvenecido SUV urbano 'made in Spain'

El modelo, fabricado en la plata de Stellantis en Zaragoza, es un modelo que ha funcionado muy bien comercialmente, y pese a la llegada del nuevo Mokka, tiene unas características propias que lo hacen muy apto y versatil como vehículo familiar, con un interior flexible para cinco ocupantes (aunque cuatro viajarán más cómodos) con una capacidad de maletero de hasta 520 litros (hasta 1.255 litros con los respaldos de los asientos traseros abatidos).

Son especialmente cómodas y espaciosas las plazas delanteras, sobre todo si recurrimos a los asientos certificados AGR como los que llevaba nuestra unidad de prueba, y que realmente merecen la pena si se van a hacer muchos kilómetros, tanto en ciudad como por carretera.

El nuevo Opel Crossland, que ha perdido la X en su nombre, está a la venta desde el pasado mes de octubre de 2020, por lo que sus primeros meses en los concesionarios se han visto influenciados por el Covid-19. En el apartado estético, este 'restiling' incorpora el Opel Vizor, con la nueva cara de la marca y la identificación del modelo en el centro del portón trasero.

El rediseño ha llegado también a los pilotos traseros oscurecidos, que mejoran la estética de los grupos ópticos en el portón trasero. En combinación con el techo negro, el portón trasero en negro de alto brillo y la identificación central del modelo aumentan visualmente su anchura. En general todos estos cambios logran que el coche tenga un aspecto de un coche más grande, ancho y deportivo.

La versión con acabado deportivo GS Line, que hemos tenido oportunidad de probar esta semana, exhibe una distintiva línea roja en forma de firma, detalles y llantas de aleación ligera en negro, pintura bicolor en contraste con el techo y railes de techo.

Cuenta además con protectores delantero y trasero pintados de color plateado de estilo SUV para los acabados Business Elegance, GS Line y Ultimate.

En el apartado mecánico, está disponible con motores de gasolina 1.2 de 110 a 130 CV, con un consumo medio de 3,5 a 5,0 l/100 km, y unas emisiones de 113-93 g/km de CO2

La versión de gasolina tope de gama, con 130 CV, con la que hemos recorrido un cenenar de kilómetros por los alrededores de Madrid, monta además una caja automática de seis velocidades, muy suave, y en la que los más puristas de la deportividad tan solo echarán de menos unas levas junto al volante. Aunque en la práctica el buen funcionamiento de este cambio hace que prácticamente no haya que acudir al modo secuencial, cambiando de marcha mediante la palanca.

Es un coche vivaz, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,9 segundos y con una velocidad máxima de 201 km/h, y un consumo medio de 4,8-4,7 litros a los cien. No vamos a buscar con este coche una conducción deportiva, pero sí que nos permite movernos con alegría, tanto en tramos de carretera convencional como en autopista.

Se nota además en el modelo, y a la hora de rodar, las mejoras introducidas en las suspensiones, equipamiento, acabados y tecnología, por lo que el Crossland ha dado un salto importante en cuanto a calidad comparado con la generación anterior.

En cuanto al equipamiento, se notan las mejoras en elementos como el Head Up Display, el sistema multimedia con Opel Connect, Apple Car Play y Android Auto, o el sistema de carga inalámbrico para el móvil.

Como ADAs o ayudas a la conducción añade sistemas como Faros LED con función de luz en curva, asistente de luces largas y nivelación automática, Control de crucero con limitador de velocidad, Alerta de colisión frontal con frenado automático de emergencia y detección de peatones, alerta de fatiga del conductor, o la alerta de ángulo muerto y cámara de visión trasera panorámica de 180 grados, asistente de aparcamiento.