Probamos la nueva Honda PCX 125, una ciudadana con estilo

En España ya son más de 50.000 unidades que circulan por nuestras calles de una moto enfocada al confort y a la facilidad de conducción especialmente a bajas velocidades. Su gran radio de giro unido a un manillar alto y ancho le permiten moverse entre los coches con la agilidad de una lagartija. Aprovechando la obligada adaptación a Euro5, la PCX ha evolucionado hacia un nivel superior en equipamiento y «estilismo» que la hacen más atractiva y práctica.

Empezando por un motor totalmente nuevo con 4 válvulas y revisado en sus componentes internos para una mejor refrigeración, reducción en la fricción y con un cigüeñal más robusto para una mayor suavidad y menores vibraciones. También se han mejorado la transmisión con una nueva polea y gracias a una admisión mayor y un escape más recto, aumenta ligeramente la potencia y se mantiene el par máximo durante más tiempo para mejorar la aceleración.

Gran novedad es la incorporación del HSTC, un control de tracción que actúa en caso de deslizamientos de la rueda trasera. Si bien por potencia no nos pondrá en apuros, siempre es bienvenido cualquier sistema que aporte mayor seguridad.

Se ha rediseñado el chasis, que ahora es más ligero y con mayor recorrido en la amortiguación trasera, con unos neumáticos más anchos que mejoran la adherencia y el confort de marcha. También es más estrecho su asiento y los reposapiés crecen 30 mm.. El espacio bajo el asiento es de 30,4 litros, cabe un integral y alguna cosa más sin problema. En la guantera tras el escudo podremos cargar el móvil en una toma tipo C y con la nueva SmartKey que funciona por proximidad, podremos arrancar la moto solo pulsando un botón. La carrocería también es nueva, más moderna y afilada, con luces LED, luz de día y un nuevo tablero de instrumentos de cristal líquido con información básica.

He tenido oportunidad de probar todos los modelos de PCX, un escúter que partiendo de lo sencillo ha ido poco a poco refinándose, manteniendo su esencia. Sin duda lo recomiendo para todos aquellos que empiezan, por su reducido tamaño y sencillísimo manejo, casi una bici. Me sigue asombrando lo bien que funciona el Start-Stop y lo «ratonero» de su comportamiento, además va tan fino que parece eléctrico.

Ahora tiene un poco más de salida y en seguida alcanza los 60 km/h, suficiente para la ciudad, aunque también salí con él a carretera, donde llega a los 100 km/h e incluso 110 en ligera cuesta abajo. Como pequeñas pegas pondría la altura de los espejos (justo a la altura de los coches) y la sequedad de los amortiguadores traseros.

Con su pequeña pantalla no protege mucho del viento, pero es suficiente en ciudad y si buscas más protección hay una más alta como accesorio original. Pese a su tamaño la ergonomía esta bien resuelta y salvo que seas muy alto, estarás a gusto a bordo. En general, lo definiría como una excelente herramienta de transporte, capaz de ofrecer mucho a cambio de muy poco, un ciudadano ejemplar.