Italia se plantea un incentivo «a la francesa» para blindarse ante China

Mientras dura la investigación de la Comisión Europea –que determinará si existe una subvención estatal china que haga que sus vehículos sean anticompetitivos–, países como Francia han planteado mecanismos que apoyen la industria local, tomando como referencia las emisiones de CO2 que se producen en los niveles de fabricación y distribución.

Francia se ha mostrado particularmente aversa a la entrada de marcas chinas, capaces de vender productos similares a precios inferiores, debido a que sus fabricantes apenas cuentan con presencia en el mayor mercado del mundo.

El país galo cuenta con uno de las subvenciones más generosas de la UE para la compra de un coche eléctrico, con descuentos que van de los 5.000 hasta los 10.000 euros, si se acompaña del achatarramiento de un vehículo envejecido.

Sin embargo, se estima que más de 1.000 millones de euros anuales de los fondos destinados a este fin iban a parar en coches hechos en China.

Ahora, Italia está planteando una medida similar, según informaron fuentes gubernamentales a Reuters. «La iniciativa francesa es razonable», afirmó una de ellas.

Aunque la Unión Europea no permite que los estados miembros favorezcan a los productores locales, el mecanismo francés haría que los coches chinos no fueran susceptibles de ser subvencionados, dado que la mayor parte de la energía en el país todavía proviene de carbón.

Según la Administración francesa, su decisión está acorde a las directivas de la OMC, dado que atiende a motivos medioambientales y de salubridad.

El objetivo desde Roma es el de desarrollar un plan a largo plazo para su industria, cuyo único gran productor es Stellantis, y poder volver a alcanzar el millón de matriculaciones.

Según el ministro de Industria, Adolfo Urso, los italianos usaron el 80% de los incentivos para comprar vehículos fabricados fuera de las fronteras del país.