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A. Noguerol

Lunes, 20 de marzo 2023, 22:32

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En 1963, los talleres de España estaban repletos de Seat 600 o Citroën 2CV. Con una mecánica fácil y sencilla, estos coches tenían una «esperanza de vida» que, con suerte llegaba a los 100.000 kilómetros, cuando, seis décadas después los vehículos llegan al medio millón de kilómetros gracias al desarrollo e innovación de la industria del automóvil, siempre y cuando exista el mantenimiento adecuado.

Los coches actuales multiplican por cinco las piezas por las que están compuestos en comparación con los vehículos de la época, según los expertos de Euromaster. Y para entender cada automóvil, cada tecnología, es primordial la formación.

«Antiguamente, empezabas a trabajar en un taller e ibas aprendiendo el oficio hasta que tenías la capacidad para reparar un vehículo. Los coches eran más sencillos y carecían de electrónica. Ahora es diferente, necesitas una formación específica y tener los conocimientos adecuados para repararlos correctamente», explica Juan José Castillo de Euromaster Guadalajara.

Tal era la simplicidad, que los talleres entonces sabían de antemano qué piezas se rompían en los coches y preparaban sus stocks, con almacenes llenos de componentes. No obstante, el problema surgía cuando no había una pieza, comenzando una ronda de llamadas a los proveedores para ver quién la tenía y con suerte que llegaran en un tiempo prudencial. «De hecho, en muchas ocasiones, las reparaciones se demoraban en exceso, varios días incluso, solo por este problema», dice Pedro Tenorio de Euromaster Guadix.

Según Francis Ferreira, director general de Euromaster para España y Portugal, «no solo los coches y los talleres han cambiado, sino que las personas de este sector han crecido en cultura de cercanía, de estar cerca de la persona que entra al taller y no pensar que solo entran vehículos. Esto forma parte de nuestro customer journey, y lo inculcamos a todos los negocios que entran en nuestra red, especialmente cuando la franquicia tiene tanto peso», añaden.

El mal mantenimiento de un coche o su antigüedad provocan una avería en el vehículo que desemboca en accidente de tráfico . Un ejemplo de los mas normales es el de la ruptura de la luna. La electricidad también tiene que ver con todos aquellos problemas que derivan de un fallo tecnológico, según el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA). Cada vez son más los coches que cuentan con sistemas eléctricos, por lo que es un tipo de avería que está aumentando. Por ello, debemos atender a las luces de testigos para saber cómo actuar, y sopesar si el coche puede seguir circulando o no.

El motor también es el tipo de avería más común en carretera, concretamente la ruptura de los manguitos y conductos . Con el frío, se recomienda calentar el motor al ralentí. Esto se debe a que cada mañana al arrancar el coche, hay que esperar unos minutos para que el motor y los fluidos principales del vehículo (aceite, líquido de dirección, frenos…) alcancen un mínimo de temperatura. Si esto no se hace así, no se consigue la lubricación necesaria y se puede llegar a dañar todas las piezas móviles del motor. Depende del alcance de los daños el coste puede ser desde 1.000 euros hasta los 1.500 euros por gripar el motor, o en el peor de los casos dejándolo inservible.

Es, de la misma manera, muy importante comprobar el estado del líquido refrigerante. Un cambio a tiempo de este líquido cuesta unos 70 euros, según el vehículo. Si lo dejamos pasar y no lo cambiamos podemos ocasionar sobrecalentamiento del motor y ocasionar rotura de la culata llegando a costar hasta los 3.000 euros. También el aceite, el líquido de dirección o de frenos son fluidos vitales para el correcto funcionamiento del vehículo. Estos tienen que estar en perfecto estado y el coste de cambiarlos sale de media unos 49 euros.

Los neumáticos tendrían que ser los elementos mas cuidados del vehículo, puesto que son los únicos que están en contacto con el asfalto. Pero no llevar los neumáticos en regla está a la orden del día. La presión no se comprueba, y la antigüedad puede hacer que la sujeción no sea la adecuada, haciendo que el coche derrape con mayor facilidad.

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Y finalmente, el funcionamiento de la batería . Esto es debido a que las bajas temperaturas, ligadas a un mal mantenimiento por no acudir al taller regularmente, imposibilitan el arranque. Además, si tiene más de 3 años de antigüedad, a pesar de no haber ocasionado ningún problema durante el verano corre el riesgo de quedar inhabilitada. Por ello, CEA aconseja comprobar la carga de la batería antes del invierno o cambiarla, si fuera necesario. El coste de esta intervención ronda de media los 230 euros.

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