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Bisila Bokoko en su visita a Marbella. Charo Márquez
«La obligación de toda mujer que sube debe ser poner la escalera para que otra suba»

«La obligación de toda mujer que sube debe ser poner la escalera para que otra suba»

Bisila Bokoko CEO de BBES ·

La empresaria y filántropa defiende que la mayor presencia femenina en cargos directivos y mesas de negociación genera más ventajas para todas

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Domingo, 21 de abril 2019, 00:05

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Es una de las mujeres españolas más influyentes en EEUU. Ha visitado Marbella para ofrecer una ponencia a un grupo de emprendedoras sobre cómo superar barreras y convertirlas en oportunidades. Ser mujer y ser negra ha sido para Bisila Bokoko un beneficio.

–Usted que es CEO de una agencia de desarrollo empresarial en Estados Unidos, ¿qué imagen se proyecta de España en el exterior?

–Desde el año 2005 las empresas españolas se embarcaron a Estados Unidos y la imagen es muy positiva. España tiene una gran reputación porque es un país muy amable que tiene una relación con Estados Unidos muy fluida y muy simpática. Ha habido años de parón, por la crisis, pero ahora vuelve a revivir y como las empresas españolas que empezaron lo hicieron tan bien, nos ha dejado muy buena reputación. Pero queda mucho trabajo por hacer porque la marca España no está asentada y los productos españoles tienen que hacer promoción. Como hay muchas comunidades autónomas trabajando al mismo tiempo crean cierta confusión. Debería haber una cohesión en el mercado internacional y habría que trabajar conjuntamente para crear una sola marca.

–Cree que la llegada de Donald Trump ha influido positiva o negativamente a estas relaciones?

–España es un país que no le interesa a Estados Unidos desde el punto de vista económico. La relación es muy neutra, muy amigable. No creo que la llegada de Trump haya afectado a las relaciones. Sigue siendo uno de los países favoritos de los americanos para visitar. Yo he visto cuatro presidentes en EEUU y no he notado una gran diferencia en ese tipo de relaciones. Trump no ha tenido ese poder para cambiar las relaciones entre los dos países.

–¿Encuentra usted muchas mujeres CEO en este sector?

– Todavía somos pocas en el mundo. La presencia femenina en puestos de responsabilidad en las empresas sigue siendo una excepción. Podemos mejorar esto cuando las mujeres que están en puestos de alta dirección ayuden a otras mujeres a alcanzar esas metas. La obligación de toda mujer que sube debe ser poner la escalera para que otra suba. Algunas veces nos hemos hecho daño a nosotras mismas. La mujer que está ahí tiene miedo a que le muevan la silla y a veces no abre la puerta para que otras mujeres estén ahí. Lo he visto por todo el mundo. Tenemos que perder ese miedo. Porque cuantas más mujeres hay en las mesas de negociación, muchísimas ventajas habrá para todas.

–¿Son las mujeres más competitivas entre sí que los hombres?

–No, creo que esto es un estereotipo. Los hombres también compiten entre ellos y creo que nos ha venido muy mal el imitar a los hombres en estas cosas, porque las mujeres muchas veces para hacer negocios se han masculinizado y hemos perdido la empatía, la intuición. Tenemos que hacer negocios siendo mujeres, no hay que cambiar o endurecerse. En algunos momentos las mujeres adoptaron esas fórmulas para que se les respetara. Cuando somos conscientes de la capacidad de empatía y colaboración entre mujeres los ambientes de trabajo son más positivos.

–¿Se considera usted referente o inspiración para otras mujeres?

– Cualquier mujer que ha saltado una valla es una inspiración para otra mujer. Yo he tenido muchas mujeres que me han inspirado y si yo puedo serlo para otras, me encanta. Por ello creo que tengo un cierto grado de responsabilidad por hacer las cosas lo mejor que pueda para poder ayudar a otras.

–Su padre le decía que tenía dos problemas en su carrera: «ser mujer y ser negra». ¿Esto finalmente le ha perjudicado o le ha beneficiado?

–Creo que me ha beneficiado. Pero esto es una elección. Es decir, podría haberme perjudicado si yo hubiera elegido que me perjudicara. Si vas con unos patrones mentales, como que por ser negra no me van a contratar, o como soy mujer me lo van a poner muy difícil, será así. Depende de nuestra manera de pensar. Todos tenemos defectos o un complejo o un trauma que debemos superar. Esa barrera la puedes utilizar en tu beneficio o en tu perjuicio. En mi caso elegí que estas dos circunstancias no determinaran mi vida. Y escribir yo otro guión.

–¿Es usted feminista? 

– Soy una mujer que cree en lo femenino. No me gustan las etiquetas y creo en la igualdad.

–¿Considera que el movimiento feminista está alcanzado sus metas? 

– Hemos avanzado mucho. El año 2018 ha sido fantástico para reducir las brechas salariales. Ha habido mucho debate. Pero es un trabajo que debemos hacer conjuntamente hombres y mujeres. Cuando seamos capaces de ver las ventajas a la diversidad nos va a cambiar mucho.

«Debería haber cohesión entre las comunidades autónomas para unificar criterios en la marca España»

–Usted que se mueve en el mundo de la economía y la filantropía, ¿cree que son conceptos incompatibles?

– Creo que son complementarios. Hemos puesto mucho peso en que los gobiernos tienen que encargarse de los temas sociales. Pero los empresarios deben ser también socialmente responsables y todos podemos aportar nuestro granito de arena. La filantropía debe ser una actitud de vida. Parece que para ser filantrópico hay que ser multimillonario. Hay que aprender a compartir lo que uno tiene. El empresario tiene la obligación de buscar el bienestar social de sus trabajadores, el aportar a la sociedad.

–Usted que representa la interculturalidad (nacida en África, formada en España, trabajando en Estados Unidos), ¿qué opinión le merecen los partidos que ven al inmigrante como al enemigo?

–Es un tema intrínseco en el ser humano, tener miedo del otro. En un mundo tan global hay que ir perdiendo ese miedo. Lo importante es saber cómo integrar a estas personas y los procesos. La inmigración es positiva cuando se hace bien. Hay que hacerlo de una manera regulada. Siempre enriquece a un país tener a personas de otros mundos. Como sociedad tenemos que pensar en cómo estos movimientos pueden ayudarnos y que si se invierte en estos países no se dará esta situación.

–Usted no comparte la concepción occidental de que África es un problema, sino que es una oportunidad.

–Totalmente. África sigue siendo la gran desconocida y hay gente que se sigue moviendo por estereotipos de los años ochenta cuando veían a los niños de Etiopía con la tripa inflada. Esa África ha cambiado, hay mucho talento. España no está tan lejos y nunca ha mirado a África. Si esa mirada se diera, existirían muchos beneficios para ambas partes. No creo en la ayuda. Hablo de inversión y de retorno porque en todas las relaciones comerciales deben ganar ambas partes.

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