Así es el nuevo comprador de residencias de lujo en Marbella

Y es que el perfil del comprador marbellí y lo que demanda ha cambiado definitivamente, ahora es más joven y ya no adquiere una propiedad pensando en una segunda residencia al uso, si no en un lugar en el que vivir y desde el que trabajar, donde pueda pasar largas temporadas -que no tienen porque coincidir con los periodos vacacionales estándar- y que le permita desplazarse con facilidad a cualquier parte del mundo para desarrollar su actividad profesional.

Este comprador, cuya edad oscila entre los 35 y los 40 años, proviene del mundo de la empresa y hace gala de un elevado poder adquisitivo, «tiene muy claro lo que quiere y no quiere esperar a mañana», señala una de las empresarias más destacadas del sector inmobiliario de Marbella, Kristina Szekely. El nuevo consumidor de productos inmobiliarios de calidad «no desea repetir el modelo de sus padres, que compraron para venir de vacaciones o retirarse aquí, si no que prefiere comprar antes y disfrutar hoy de todo lo bueno que tiene esta ciudad única en el mundo», añade.

Marbella ha sido el destino vacacional asociado al lujo por excelencia de la Costa del Sol, sin embargo «cada vez más gente, sobre todo joven, la elige como lugar de residencia -permanente o semipermanente- porque pueden quedarse y trabajar desde aquí», afirma Szekely.

Las nuevas tecnologías con conexiones en directo, videollamadas y demás, «lo han cambiado todo» al facilitar, entre otros, el trabajo desde casa, comenta esta exitosa empresaria de origen húngaro afincada en el sur desde hace más de cuarenta años. Luego, la crisis sanitaria, la pandemia y los confinamientos «nos ha enseñado a vivir diferente» y han terminado por acelerar la consolidación de la cultura del teletrabajo.

El coronavirus «ha cambiado el cómo y el dónde queremos vivir», asegura otro destacado empresario de este sector, Christofer Clover, fundador de la agencia inmobiliaria más antigua de Marbella, Panorama.

Clover coincide con Szekely en que la edad media del comprador ha descendido y su estilo de vida y sus gustos han variado debido a la pandemia. Si bien sigue exigiendo unos elevados estándares de calidad y mucha privacidad, ahora demanda casas más amplias con estancias espaciosas, zonas ajardinadas grandes, piscina y áreas de esparcimiento.

Y aunque Marbella se ha considerado tradicionalmente una ciudad turística de segunda residencia, pionera en el turismo residencial, Clover indica haber observado «que muchos de los actuales propietarios han decidido convertir su segunda residencia en su residencia habitual, pasando más tiempo en la zona».

Por otro lado, cabe destacar que entre estos jóvenes y emergentes nuevos clientes «milenials» hay un número importante de ellos que lo que busca es adquirir no una segunda residencia, si no «otra primera» que les permita vivir en «un verano de doce meses», apunta.

Pero «a pesar de la terrible pérdida de vidas y de los severos daños económicos provocados por los confinamientos derivados de la crisis de la Covid en todo el mundo, el sector inmobiliario de alta calidad y de lujo no sólo ha sobrevivido, sino que ha prosperado», reflexiona Clover.

La percepción de que algo ha cambiado también ha llegado a la administración y desde la delegación de Ordenación del Territorio y Vivienda, su titular -María Francisca Caracuel- afirman que el nuevo perfil de comprador responde a una persona de edad media, profesional, procedente de España o Europa, y que «demanda un producto de calidad con la intención de residir y ejercer sus responsabilidades laborales desde nuestra ciudad mediante el teletrabajo».

En cuanto a la nacionalidad de los compradores, el español sigue estando muy presente en el mercado inmobiliario del lujo y mucho más cuando durante estos dos últimos años la movilidad internacional ha estado muy limitada, abundan desde Panorama.

Si bien por nacionalidades, el Reino Unido vuelve a ser -con un 19 por ciento del total de las ventas- el principal mercado emisor de compradores de viviendas de lujo en Marbella y municipios limítrofes (Estepona y Benahavís), seguido de suecos -con un 13 por ciento- y Belgas -con un 9 por ciento-.