«Que nuestro Álvaro haya salvado la vida no es suerte, sino un milagro»
El niño de dos años que se precipitó al vacío desde una altura de más de 20 metros en Marbella estaba en el dormitorio, donde su madre lo había acostado para dormir la siesta
La familia de Álvaro, el niño de dos años que ha salvado la vida en Marbella este sábado al precipitarse al vacío desde de la ... séptima planta de un edificio, trata aún de recuperar el ánimo. Ellos hablan de «milagro» porque, tras el terrible impacto que sufrió el cuerpo del niño contra la acera al caer desde una altura de más de 20 metros, «no ha pasado nada grave». El pequeño se encuentra estable y pendiente de evolución en planta en el Hospital Costa del Sol, donde los suyos, al pie de la cama, esperan el alta entre el lunes y el martes.
«Que nuestro Álvaro haya salvado la vida no es suerte, sino un milagro», afirma en declaraciones a este periódico el tío del menor, Jorge Jiménez, que jamás olvidará lo sucedido este pasado sábado en la casa que comparte desde hace un año con los padres de Álvaro en la humilde barriada marbellí de Plaza de Toros.
Jorge relata que todo ocurrió en torno a las 16.30 horas, después de que su hermana acostara al niño en su cuarto para que durmiera la siesta mientras ellos arreglaban la cocina. «Álvaro estaba durmiendo y nosotros estábamos trabajando en la cocina y cuando salimos al salón oímos un murmullo de gente gritando cosas, que se había caído un niño. Nos asomamos al balcón, yo ni siquiera lo reconocía; sabía que Álvaro estaba durmiendo, pero salí corriendo para ver si estaba en la habitación, miré y el niño ya no estaba», relata conmocionado el tío del menor. Para entonces, la madre de Álvaro ya había corrido escaleras abajo en busca de su pequeño.
Un vecino, que se encontraba tomando el fresco en el banco situado frente al edificio, situado en el número 28 de calle Salduba, fue el que dio la voz de alarma. El testigo afirmó que vio precipitarse «algo», al principio creyó que se trababa de «un muñeco», pero tras cerciorarse de que no había sido así fue él quien buscó a un motorista que se encontraba por la zona para socorrer al menor. El servicio de emergencia 112 no llegó a intervenir. Tal y como publicó este periódico en su edición del domingo, este motorista detuvo a un coche que circulaba por la calle en busca de ayuda. El conductor, que iba acompañado por su mujer y un menor de corta edad, subió a Álvaro en el vehículo y lo trasladó al centro de salud más cercano donde recibió la primera atención médica y ya allí, se evaluó su traslado al Hospital Costa del Sol, donde pasó la noche en Observación.
«El alta de Álvaro será el mejor regalo de Navidad para la familia, en la vida volveremos a tener un regalo así»
¿Pero cómo terminó Álvaro en esta situación? El tío del menor afirma que el niño habría aprovechado la cajonera situada junto a la ventana para subirse en una caja grande que había encima, lo que le permitió abrir la ventana por la que se precipitó al vacío. Eso sí, con tan buena suerte que la tendedera de la vecina del quinto amortiguó la caída antes de que su cuerpo rebotara en un pequeño techado de obra del mismo edificio y acabara en la acera. Con tan solo dos cordeles metálicos rotos, Rubi Mena, se alegra de haber tendido la colada aquella tarde, porque está convencida de que «la ropa también amortiguó la caída del pequeño». La familia vive en la última planta, en el séptimo, pero dado el desnivel que presenta el edificio en su cara Oeste la altura de la vivienda familiar equivale a una sexta planta con respecto al nivel del suelo.
Ahora, tras el tremendo susto, la familia ya solo espera que el niño salga del hospital y poder celebrar juntos estas próximas fiestas navideñas. «El alta de Álvaro será el mejor regalo de Navidad para la familia, en la vida volveremos a tener un regalo así», afirma Jorge. La historia del pequeño ha conmocionado a sus vecinos. Este domingo, en la barriada todos comentaban el «accidente-milagro» de Álvaro.
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