Una marbellí, vicerrectora en el corazón de Nueva York
Tras años de intenso trabajo e investigación, Marina Llorente ha pasado a formar parte de la dirección de la Universidad norteamericana de St Lawrence
Mónica Pérez
Lunes, 30 de enero 2017, 00:37
Revisar su curriculum lleva tiempo. Ocupa, de momento, 14 páginas. Y las que le quedan por llenar. A día de hoy está considerada como una ... de las mejores especialistas en poesía española en Estados Unidos. Su profesionalidad, buen hacer y esfuerzo, la han aupado a ganarse el reconocimiento en un país donde, si bien se premia el esfuerzo, no es fácil hacerse un hueco, especialmente si se es extranjero. Marina Llorente decidió enfocar sus estudios y su carrera profesional al otro lado del Atlántico hace ya décadas. Se marchó en 1986, cuando optó por presentarse a unas pruebas para las plazas de profesores de español del departamento de Educación del Estado de California. Llegó a tierras americanas un 12 de octubre, un augurio de la conquista de una nueva vida, personal y profesional, que no tardaría en lograr. Hace unos meses, su compañeros de la Universidad de St. Lawrence, en Nueva York, respaldaban su nombramiento como Vicerrectora de Estudios Internacionales e Interculturales. «Es un gran honor haber sido elegida entre varios candidatos muy preparados para realizar esta labor que es crucial para el desarrollo intelectual de los estudiantes estadounidenses, ya que la experiencia de estudiar un semestre o un año en una universidad extranjera ofrece al alumnado la posibilidad de integrarse en una cultura diferente a todos los niveles adquiriendo conocimientos interculturales», explica orgullosa.
Tuvo claro desde muy niña que lo suyo era la docencia y, en concreto, la enseñanza de la literatura española. Amante de la poesía desde las primeras clases con Doña Conchita en el Instituto Río Verde, tras su desembarco en Estados Unidos (con 26 años), y después de trabajar como profesora en colegios públicos de Oaklan y durante cuatro años en la universidad de Honolulu, en el estado de Hawai, investigó hasta dar con el mejor especialista en poesía española en Estados Unidos. Con el profesor Andrew Debicki, Marina Llorente realizó los estudios de doctorado en la especialidad de poesía española contemporánea. Con su tesis doctoral De la marginalidad a la liminalidad: espacios transgresores en la poesía española 1975-1990 bajo el brazo, comenzó a trabajar en la universidad de St. Lawrence en 1997 como profesora adjunta. Allí sigue. Ya como vicerrectora.
Aprovechar oportunidades
«Siempre he añorado mucho a mi familia y la cultura española, pero la verdad es que desde el primer momento fui muy bien recibida, sobre todo en cuanto entré a formar parte del profesorado universitario estadounidense, aprovechando todas y cada una de las oportunidades que estaban al alcance de la mano», reconoce mirando atrás.
Desde la publicación de su primer libro Palabra y deseo: espacios transgresores en la poesía española 1975-1990, por la Universidad de Málaga, hasta la antología bilingüe de poesía social Activism Through Poetry: Critical Poems in Translation from Spain, que saldrá en este próximo mes de febrero, hay cientos de ponencias de crítica literaria para congresos nacionales e internacionales, artículos en revistas académicas, coordinación de recitales de poesía, varios libros, y la cátedra de literatura española (obtenida en 2013) en la universidad en la que trabaja.
En su agenda no faltan los viajes a España, siempre que el trabajo se lo permite. Su marido, John, un apasionado de la tierra que maneja con soltura el castellano, le anima. Visitas que no mitigan un sentimiento, asegura, de dolor, el de dejar de forma parte del lugar al que uno pertenece. «La distancia de tu propia cultura procura una objetividad que es imposible de conseguir desde dentro pero, al mismo tiempo, se pierde el día a día, la experiencia vital en suma, y eso es lo que más duele. Puedo ver, observar, entender muchas cosas desde fuera que no podría desde centro, pero no puedo vivirlas desde aquí», lamenta.
¿Regresar a España? Quizás tras la jubilación. De momento, la vuelta queda descartada, a pesar de echar de menos el Mediterráneo, las celebraciones, la comida, el vino y, «sin lugar a dudas, no poder ver envejecer a mis padres y crecer a mis sobrinos».
«Decía Teodoro Adorno que sin Memoria no hay justicia. Así, el estudio de como la poesía intenta desvelar esos recuerdos enterrados y/o silenciados constituye uno de los aspectos más importantes de mi investigación», cuenta. En su vida personal, otros recuerdos, los de su lugar de origen, pese a los éxitos. «Nuestra situación, la de los inmigrantes, es siempre difícil al estar entre dos culturas. Recibir al inmigrante con respeto poniéndose en su lugar, como yo fui recibida aquí, es lo que les deseo a todos los inmigrantes de España».
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