La Taberna de Monroy, un pequeño santuario de los vinos generosos y el tapeo andaluz

El espacio es tan reducido que se cocina con más mano que medios. La suculenta oferta de guisos del día complementa un buen surtido de 'piscolabis', como dice el tabernero. Bocados selectos en materia prima y presentación pero sencillos: gilda con boquerón, anchoa, tomate seco, aceitunas, queso y esferas de vino generoso; ostras francesas al amontillado viejísimo, ventresca de atún curada en AOVE de arbequina; jamón de bellota, queso manchego viejo, ensalada de tomate del terreno, pincho 'Califa', de tortilla de patatas de Carmen con salmorejo y jamón ibérico; ajoblanco con arrope, unas alcachofas a la cordobesa sencillamente perfectas, con taquitos de jamón ibérico, salmorejo y un toque de arrope de Toro Albalá.

Y para terminar, lo que haya de guiso caliente. El rabo de toro (imponente), un platito de puchero, unos callos con huevos fritos para mojar mucho pan o unas migas al palo cortado, por ejemplo. Los generosos están presentes en casi todos los platos, incluidos postres como el queso Stilton madurado por Álex con un brandy solera de Alvear de 1970. Pero sobre todo están en el maridaje. Hay otros vinos, muchos más que en cualquier bar o restaurante de la zona, pero si quiere descubrir joyas de Montilla, Moriles, Montalbán, Málaga, Jerez, Cádiz o Huelva, este es el sitio. El conocimiento del tabernero y el arsenal de botellas que puebla hasta el último rincón de la taberna son un lujo.

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Sin reservas

El espacio de La Taberna de Monroy es reducido a pesar de contar con unos barriles en terraza, y por ese motivo no se aceptan reservas. Tampoco hay mesas bajas, solamente barriles y banquetas altas.