Todos queremos a los suecos. Son corteses, cultos y avanzados, pero puede que no generosos, según algunas publicaciones en redes sociales que se hicieron virales ... la semana pasada, y que decían que no están acostumbrados a compartir la comida, por lo que, si nos encontramos en compañía de suecos, el refrigerio no está garantizado. Hay un dicho en el país que traducido significa algo así como: «Nunca hay que preguntar a una mujer por su edad, a un hombre por su salario y a nadie por la comida».
Lo que se ha llegado a denominar '#Swedengate' muestra que, a menos que se haya acordado de antemano comer juntos, la mayoría de suecos satisfará sus apetitos tranquilamente en presencia de terceros sin sentirse obligado a ofrecer. Según el diario 'Atfonbladet', la tradición viene de los tiempos en que la población era rural y pobre. En la mayoría de países hay una tradición de hospitalidad según la cual, aunque el anfitrión pase hambre, es su deber dar de comer a un huésped, incluso si es un desconocido.
La expresión española «¿Gusta usted?» era una oferta sincera, aunque rara vez aprovechada. Muchos suecos se preguntan: «¿Entonces no todo el mundo es tan reacio a compartir comida?». Otras disculpas a esta costumbre argumentan que «ofrecer comida a un extraño implica el primer paso hacia una amistad y es posible que tal amistad no interese». La buena noticia es que aparentemente los suecos están aprendiendo a ser más generosos con su comida, ya que viajan con frecuencia y visitan pueblos con tradiciones opuestas. Sobre todo su país extranjero favorito, España.
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