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Si no fuera porque el equipo de sala va uniformado con modernos polos color turquesa y porque Antonio Moreno dirige el servicio valiéndose de un ... pinganillo y un micro de diadema, se podría decir que cruzar las puertas de Antonio Moreno es un viaje atrás en el tiempo. Aunque el comedor de la planta baja, a pocos metros del rebalaje, se haya cerrado con cristaleras y carpintería metálica y aunque la terraza en alto esté amueblada con sillas de plástico y sombrillas de marcas actuales de bebida. Terraza que por sí sola merece una visita, porque es imposible lograr una ubicación tan privilegiada. Pero la veteranía es un grado, y esta casa lleva en pie desde 1966, cuando Antonio Moreno padre abrió el negocio del que el hijo tomó el relevo en los años noventa.
DIRECCIÓN Playa de la Araña, Málaga
TELÉFONO 657 945 092
CIERRA Lunes
Al merendero, dan ganas de llamarlo así, se accede por la parte trasera. Una inexpresiva fachada naranja en el poblado marinero de La Araña que no hace sospechar el tesoro que esconde al otro lado. La terraza, tan poco pretenciosa como encantadora, es el balcón perfecto al mar, enmarcado por el peñón que cierra una de las calas más populares de Málaga capital y salpicado de sombrillas de colores y alegría de bañistas. En las mesas, manteles de papel y una oferta clásica donde sobresalen los espetos de sardinas, excelentes; el de calamar, muy celebrado también; las gambas cocidas, en su punto y con un golpe final de sal marina gruesa; el concheo, las frituras de boquerones, calamares, calamaritos, salmonetes, adobo, berenjenas con miel de caña, y los arroces, que aunque se cocinan en paella, llevan el clásico sofrito con tropezones de pimiento y tomate y el acabado caldoso de los arroces playeros malagueños. Los hay de marisco y de carne. También ofrecen ensaladilla rusa y una pequeña selección de carnes al grill, pero aquí manda lo marinero y la relación calidad precio es muy correcta. Antonio Moreno es un anfitrión amable y eficiente y pese a que el local suele estar siempre lleno, comanda con eficacia a un nutrido grupo de camareros jóvenes y voluntariosos. La bodega es básica pero con referencias dignas, y hay un pequeño surtido de flanes y púdines caseros.
Las vistas y la ubicación hacen que apetezca prolongar la estancia. Por eso el horario de la casa se extiende desde las diez de la mañana hasta la medianoche, y se ofrecen desayunos, tapas, y por supuesto copas y cafés.
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