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Casi no lo creía cuando le llamaron. Y menos aún su padre. «Pensaba que no hablaba en serio. Para nosotros siempre ha sido uno de ... los grandes referentes, por eso me parecía increíble que se me presentara esta oportunidad». Por supuesto, no dudó en aceptar. Un año después, José Carlos García se maneja como pez en el agua en los fogones del hotel Kimpton Los Monteros de Marbella. Hoy como responsable de la cocina de Jara, el restaurante insignia del establecimiento, donde se puede desayunar, almorzar o cenar.
Junto a la piscina, tanto en la terraza como en el salón interior, el malagueño ofrece una versión «relajada» de su cocina. Esa en la que siempre ha apostado por el producto local y la cultura mediterránea pasados por el tamiz de su personalidad: tradición traída al siglo XXI. Lo hace con una propuesta desenfadada, más libre que la que sirve en su restaurante con estrella Michelin del Puerto de Málaga. «Aquí hay libertad, no obligamos a nadie a nada, el cliente tiene la posibilidad de pedir lo que quiera, desde unas croquetas de gambas al ajillo a unos raviolis de bogavante, por ejemplo, sin necesidad de ceñirse a un menú».
Aunque José Carlos García sabe que la mayoría no se queda ahí. «Ya que están, luego se animan a probar algo más, un pescado o una carne», añade el cocinero malagueño, que en Jara se apoya en Eduardo Pinar, un veterano en estos fogones con el que se entiende bien: «Nuestro lenguaje es el mismo y eso yo creo que también se refleja en la mesa».
Y en platos como los mencionados raviolis y croquetas, o en el tartar de atún rojo con mango y huevo frito, las alcachofas con chipirón y sofrito de tomate, la sardina ahumada con pan brioche y queso de cabra fresco malagueño y miel, la hamburguesa de buey con salsa Café de París, el rodaballo a la brasa de carbón con pilpil de su jugo y judías verdes, la ventresca de atún con berenjenas al fuego vivo aliñadas con AOVE y vinagre de Jerez, la presa de cerdo ibérico adobada y asada al Josper, o el costillar de cerdo.
«¿Para qué vamos a buscar fuera con los productos tan extraordinarios que tenemos aquí y en este mar? Eduardo, además, es un caza-producto, siempre en busca de lo mejor. Nuestra filosofía es recuperarlos y presentarlos con nuestra técnica, pero de la forma más relajada», explica un José Carlos García menos encorsetado: «Esto me viene bien para oxigenarme, pero además es que también me divierte». Según explica, ir a Jara es «como si vinieras en mi casa y te pongo para comer al centro producto de temporada».
«La idea es compartir y sobre todo que el cliente disfrute». Para ello ya tiene en mente nuevas incorporaciones a la carta. Fiel a su apego a la temporalidad, irá cambiando platos según la estación. Pero, además, para las próximas novedades ya piensa especialmente en veganos y vegetarianos. «Cada vez nos encontramos más». De ahí que entre sus planes incluir elaboraciones como la ensalada de lentejas o la de espinacas, así como algún arroz vegetariano también. No en vano, los arroces pretenden ser otro de sus platos fuertes. Se puede elegir entre media docena.
Tampoco se quedan atrás los postres, de los que se encargan dos experimentados y apasionados profesionales de este arte: Antonio Rodríguez y Tavia González. Entre sus creaciones, la leche frita con sopa de mango y helado de canela, el pastel de peras con mousse de caramelo y violeta, o la esfera de chocolate negro con praliné de avellanas y cremoso de toffee. Con un ticket medio entre 50 y 60 euros, José Carlos García aspira a posicionar Kimpton Los Monteros como destino gastronómico, no sólo para los clientes del hotel y turistas, sino también para los locales.
«Los Monteros da un nuevo paso en su historia y yo estoy encantado de estar ahí en este nuevo empujón», advierte ilusionado el cocinero malagueño, en referencia a la reforma integral tras la que el hotel reabría sus puertas en febrero. Lo hacía como el único Kimpton de Andalucía y el tercero de España. Tras su marcha de Balausta, José Carlos García se ponía al frente de su oferta gastronómica que, además del restaurante, cuenta con servicio en la zona de terraza, el 'lounge bar' y la piscina.
Un aliciente de estreno es Escondido, rooftop con una infinity pool y buenas vistas (hasta Gibraltar en sus mejores días) donde la protagonista es la cocina mexicana contemporánea. No cambia el club de playa La Cabane by Dolce & Gabbana, que continúa bajo la batuta del grupo Mosh y la propuesta culinaria del marbellí Dani García.
Fundado en 1962, Los Monteros siempre ha realizado una fuerte apuesta por la gastronomía. De hecho, se da la circunstancia de que su restaurante El Corzo fue el primer establecimiento hotelero de España en recibir la estrella Michelin.
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