Los cafés de Guatemala
De las siete zonas productoras existentes destacan los cafés de Antigua, región dominada por los volcanes de Fuego, Agua y Acatenango
Raúl Moreno Orta
Sábado, 5 de marzo 2016, 00:15
Cuando los jesuitas españoles, allá por el 1760, llevaron a Guatemala plantas de cafeto para utilizarlas como ornamento en sus conventos, no podían imaginar que ... el café llegaría a ser uno de los primeros recursos económicos del país.
Siguiendo la estela de otros países centroamericanos, sobre 1800 comenzaron a plantar café en los terrenos cercanos a la ciudad de Antigua. El gobierno Guatemalteco fue visionario al darle una importancia capital a este cultivo, con la implantación del Decreto del Primero de Octubre, que recompensaba a los cuatro primeros caficultores que consiguieran una producción de 10.000 libras de café.
Posteriormente eliminó los impuestos a su exportación que en 1851 ya suponían un 50 por ciento del total de las mismas, llegando a ser poco después el producto más exportado del país.
El clima predecible y estable, la riqueza de sus suelos volcánicos, el cultivo en tierras altas de variedades Arábica y la práctica del cultivo bajo sombra, por el que los cafetos crecen bajo un dosel de árboles de porte superior, son aspectos que influyen decisivamente en la calidad de la taza de los cafés de Guatemala.
De las siete zonas productoras existentes destacan los cafés de Antigua, región dominada por los volcanes de Fuego, Agua y Acatenango. Su exquisito aroma, acidez pronunciada y fina, perfectamente integrada y bastante cuerpo, son aspectos muy valorados en los cafés de especialidad, que le llevaron a ganar en 1915 el premio al mejor café del mundo en la Exposición Internacional de San Francisco.
Estos cafés son muy agradecidos y funcionan muy bien en cualquier método de extracción y están especialmente recomendados para quienes buscan una taza equilibrada y redonda. Se disfrutan muy bien tanto solos como con leche.
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