«Ya están otra vez esos idiotas tirando botellas al mar. Espero que no espanten a los peces». El comentario de un pescador en un ... bar portuario alude a otra de las innovaciones con las que las bodegas buscan innovar y promocionar sus productos. ¿Qué mejor que presumir de un vino 'madurado a 60 metros bajo mar'? Todo empezó cuando el vino rescatado de algún naufragio resultó sorprendentemente bueno. Raúl Pérez fue el primero, en 2003, en sumergir albariños en las aguas de las Rías Baixas. Nadie sabe qué efecto tiene realmente la crianza bajo el agua. La experiencia indica que madura más rápido, pero ¿es mejor? La crianza subacuática implica cero oxígeno y un suave movimiento mareal. Ambos parecen ser positivos. La sal no es imprescindible. Los enólogos australianos usan tanques de agua dulce.
¿Por qué pagan los consumidores por tales vinos? El cabernet sauvignon submarino de Bodega Mira cuesta 450 euros más que su equivalente madurado en tierra, y se agotó casi de inmediato. El Vina Maris español madurado bajo el agua durante 16 meses en barricas de roble francés se vende por 70 €. ¿Pero el comprador se lo bebe o simplemente se queda con la botella para presumir? ¿No sería más fácil montar una piscina inflable y meter algunas botellas durante un año, usando agua de mar para aumentar la autenticidad? Nuestros amigos pensarán que estamos locos, pero les haremos probar el vino submarino y el mismo envejecido en tierra firme. ¿Quedarán convencidos? Lo dudo. Tampoco se suelen organizar catas ciegas de este tipo. Curioso.
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