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Sábado, 8 de marzo 2025, 01:00
Más de cuatro décadas después de hacer historia como el primer restaurante de la Costa del Sol en recibir una estrella Michelin, La Fonda renace, ... aspirando a volver a ser referente gastronómico en Andalucía. Este exclusivo hotel boutique, distinguido con el sello de Relais & Châteaux, busca estar de nuevo en la vanguardia culinaria. Bajo la dirección del chef Jorge González Carmona, su propuesta gastronómica se basa en el respeto por el producto de kilómetro cero y de temporada, combinando tradición y creatividad en cada plato.
Con una trayectoria consolidada en establecimientos como el Hotel Ritz de Madrid y Robuchon, González Carmona ha llegado a Marbella con una misión clara: recuperar el prestigio de La Fonda en la escena culinaria internacional. «Nuestro objetivo es rendir homenaje a la historia del restaurante con una propuesta renovada y contemporánea. Trabajamos exclusivamente con ingredientes locales, de la mejor calidad y de temporada, por lo que nuestra carta evoluciona constantemente. Creemos que el verdadero lujo radica en la excelencia del producto y en el respeto por su origen», afirma sobre una propuesta que «mantiene el alma andaluza y mediterránea, pero con un enfoque global y refinado». Platos como el pichón en dos cocciones con crema de maíz y salsa de endivia roja, el tataki de lomo de buey sobre setas de temporada y salsa de soja agridulce, o las vieiras a la plancha con trufa negra y falso risotto con crema de queso payoyo son una muestra.
Ubicado en un edificio con siglos de historia, el restaurante abre sus puertas para cenas de martes a sábado, con un ticket medio de 80 euros y música en vivo.
La oferta culinaria se articula en tres espacios diferenciados. Por un lado, el restaurante La Fonda, donde los comensales pueden degustar platos emblemáticos como la suprema de corvina en salsa verde con tagliatelle de calamar y calabacín, el carpaccio de carabineros con aceite de su coral y teja de sésamo, o el chuletón de vaca frisona.
Por otro lado, Los Patios, un patio interior cargado de historia, ideal para cenas al aire libre. Y, por último, La Ermita, un espacio que formaba parte de la ermita de San Sebastián del siglo XVI. «Queremos que cada visita a La Fonda sea una experiencia que trascienda la gastronomía. Es un viaje sensorial en un entorno con alma y con una historia que merece ser contada a través de cada plato», comenta Cristina Paraja, directora de operaciones del complejo.
Además, en la azotea del hotel, el Skybar de La Fonda, un espacio para disfrutar de cócteles de autor frente a unas buenas vistas del casco antiguo de Marbella.
Frente al hotel, en laplaza del Santo Cristo, se encuentra La Bodega de La Fonda, que rinde homenaje a la cocina tradicional con tapas y platos caseros como la tortilla de patatas, las croquetas melosas, albóndigas en su jugo, ensaladilla rusa y huevos rotos con jamón ibérico o gulas.
Pero el renacer de La Fonda no solo es gastronómico. El edificio que alberga el hotel y restaurante ha sido objeto de una restauración integral que ha sacado a la luz importantes hallazgos arqueológicos, desde talleres nazaríes del siglo XIV hasta un camarín del siglo XVIII con frescos originales.
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