Las escuelas públicas se mueven

Durante un tiempo se achacó a estos centros falta de conexión con tendencias y nuevas demandas del mercado, pero eso está cambiando muy deprisa, en parte porque la información llega a todas partes al instante, y porque cada vez más profesionales curtidos en la calle se incorporan a la enseñanza, una ocupación satisfactoria y con claras ventajas en aspectos como la conciliación familiar y la estabilidad laboral.

Luego hay profesores y profesores. Casos como el del añorado Manolo Maeso, que centró la oferta del restaurante de la Universidad Laboral en la cocina tradicional malagueña. El de Juan Carlos Martínez, que desde el IES Jacaranda lleva unos años empeñado en mejorar el nivel de la formación en panadería promoviendo cursos, concursos y participación en programas europeos. Varios destacados panaderos de la provincia se interesan por sus estudiantes incluso antes de que terminen los ciclos.

Están iniciativas llenas de visión y sensibilidad como la de Oliva Izquierdo, profesora del IES La Rosaleda y promotora del Concurso Gastronómico Rosaleda Fusión, que acaba de celebrar su segunda convocatoria. La propuesta anima a las y los estudiantes a investigar y recuperar de sus mayores recetas tradicionales malagueñas, y adaptarlas al gusto actual. El primer mérito es involucrar, en un instituto de FP tan grande como un pueblo, desde el director, José David Triguero, hasta profesores y estudiantes de diversas especialidades que colaboran para hacer un concurso de gran nivel. Pero no vale menos la capacidad de entender y transmitir a la gente joven que la cocina no va solamente de técnicas, sino de compartir memoria, herencia, sabor y emoción. Algo se mueve en las escuelas públicas.