Disfrutando del vino, por fin
GASTRO REFLEXIONES ·
Un detalle que pone de manifiesto la creciente calidad de los restaurantes de nivel medio es la mejora de la oferta de vinos. Diversos factores ... han llevado a que eso suceda. Primero, un consumidor más abierto e informado. Segundo, la pluralidad de bodegas, orígenes, estilos y rangos de precio. Y tercero, las facilidades que cualquier distribuidor está dispuesto a dar a sus clientes para que elaboren una carta atractiva: formación básica para el equipo de sala, visitas a bodegas, posibilidad de comprar los vinos más arriesgados por botellas y no por cajas, etc.
Los restaurantes son conscientes de que una carta competitiva es capaz de atraer al cliente extranjero al que decimos aspirar (no el de despedidas de soltero), que aprovecha los precios ventajosos del alcohol en España para disfrutar referencias que en su país de origen no podría permitirse. Hay restaurantes que descorchan cada semana botellas con precios de tres cifras que para el cliente medio español son un lujo improbable, pero para el extranjero constituyen una oportunidad única.
Por fortuna, incluso en el copeo empezamos a salir de las tres erres ('riojita', 'riberita', 'ruedita'), denominaciones estupendas, pero de las que se nos vendía el rango de calidad más bajo pidiéndonos por una copa el mismo dinero pagado por toda la botella al proveedor de turno. Hoy, de estas zonas y de cualquier otra se proponen referencias de más calidad incluso en barras de bares nada pretenciosos.
Por fin, dentro de esta corriente de aprecio, los vinos locales han dejado de tener el sambenito de 'caros' por definición, y cada vez más hosteleros se inclinan por vinos malagueños de rango medio-alto con alguna singularidad, porque son los que más llaman la atención de sus clientes.
El vino está en auge, y cualquier carta que se precie contempla espumosos, generosos, locales e internacionales, naturales y ecológicos. Variedad y calidad para tentar, para provocar y para hacer disfrutar.
Si eso es así en los restaurantes de rango medio, los considerados de lujo o los gastronómicos están obligados a dar mucho más, y sin embargo en algunos de los últimos seguimos encontrando en los menús degustación propuestas de maridaje de las que únicamente se desvela un precio lo bastante elevado como para pensar que podríamos beber muy bien eligiendo nosotros.
La propuesta engrandecerá el menú si el comensal tiene la resistencia a las mezclas y el paladar necesario para no terminar perjudicado o ser incapaz de disfrutar cada matiz. A veces nos sentimos condicionados a pedir los maridajes, como si no hacerlo supusiera un menosprecio del trabajo del sumiller. Pero lo cierto es que un buen profesional del vino disfruta haciendo disfrutar, y recomendar un par de referencias o tres puede ser un reto tan divertido como acertar en ocho. Disfrutemos del vino sin imposiciones ahora que todo está a favor.
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