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Mientras unos persistimos en seguir yendo al mercado de abastos o amasar nuestro propio pan con harinas de molienda tradicional, otros sueñan con el día ... en que el trámite de comer se solvente con la ingestión de unas natillas diseñadas específicamente para ellos, de su sabor favorito y con todos los nutrientes necesarios. No es ciencia ficción. Recientemente, la responsable de una agencia especializada en la comunicación de firmas del sector agroalimentario me habló de Roots Mindfoodness, una 'startup' madrileña fundada por un grupo de jóvenes emprendedores que además tienen fresca la experiencia de ser madres y padres.
¿Qué venden? Pues comida preparada para embarazadas y para alimentar a los bebés durante sus primeros meses de vida. Movida por la curiosidad, entré en su web para echar un vistazo al catálogo. Antes de mostrar los productos, el sistema te invita a responder un cuestionario. ¿Estás embarazada? ¿Cuántos bebés esperas; uno o más? ¿Qué edad tienes? ¿De cuántos meses estás? Igualmente, para proceder a la compra de los alimentos para bebés, el software de la página web procesa información acerca de la edad y otras circunstancias, y al final te muestran los productos que mejor te pueden ir. Por supuesto, todos están elaborados con materias primas ecológicas, y formulados con asesoramiento de nutricionistas, médicos y cocineros. Los alimentos inteligentes han llegado a la industria, y lo han hecho para quedarse.
Quienes levanten la ceja ante estas cosas la levantarán también, seguramente, ante otras que están en el extremo contrario, como los productos precocinados de supermercado, que también se diversifican hasta el infinito. Nos queda la opción de comprar directamente a productores de cercanía, dedicar tiempo a limpiar verduras, mirar las etiquetas del pescado, escoger helados artesanos. Pero eso convivirá con lo otro. El futuro es comer a la carta.
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