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Nada se ha comunicado todavía con seguridad. Ni siquiera se ha dicho rotundamente que el Málaga deberá dejar La Rosaleda para las obras de ampliación de La Rosaleda. Pero los responsables de las instituciones lo están insinuando desde hace meses, intentando darlo por hecho con ... el paso del tiempo. De ahí que se entiende que será así. También han ido avanzando que, como los trabajos dentro del estadio no empezarían hasta el primer trimestre de 2026 por los problemas burocráticos, la campaña que viene el equipo blanquiazul podrá disponer del campo para la competición liguera. Aunque después se marcharía. ¿Por cuánto tiempo?
Otra vez aparece la duda. No hay seguridad. Es previsible que sean dos temporadas, pero podría no ser así (sería en el estadio de atletismo). Todo queda abierto a lo que vaya ocurriendo, a las decisiones que se tomen y a los planes que pongan en marcha los técnicos. No deberán tardar, de todas formas, en exceso, más que nada para que desaparezca la incertidumbre que reina en muchos lugares: el Málaga, el instituto Guadalmedina y el resto de instalaciones que se encuentran en la zona norte del estadio.
Pero en el caso del Málaga las dudas son mayores. Las instituciones entienden que en el club deben hacerse una idea ya de lo que pasará, aunque no existe ninguna seguridad ni comunicación oficial. Las obras fuera del estadio tendrán que comenzar ya en 2025 para tenerlo todo preparado para acometer los trabajos en el propio campo. Entonces, ¿hasta cuándo podrán utilizar los pupilos de Sergio Pellicer el Anexo? Faltan respuestas, algo que se prevé que llegue muy pronto.
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