Temor a la presencia de los Riazor Blues en Málaga en otro partido de alto riesgo

Más allá de lo futbolístico, el Málaga-Deportivo del sábado encierra un temor a que se repitan incidentes entre los ultras de ambos equipos, como ya sucediera en octubre, en el 0-0 entre ambos equipos en Riazor. El choque de este sábado en Martiricos ha vuelto a ser declarado de alto riesgo por la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, el organismo dependiente del Estado que adopta estas decisiones en función de la información policial de que se dispone o de determinados precedentes históricos entre los clubes o ciudades implicadas.

Esto, aparte de un mayor dispositivo policial, impide la venta de entradas el día del partido, aunque en este caso se colocó el cartel de 'no nay billetes' hace días. Hay que recordar que el duelo en la primera vuelta entre el Málaga y el Deportivo ya mereció esta consideración de alto riesgo y hubo incidentes registrados entre ultras, aunque lo mismo aconteció la semana pasada en Málaga, con motivo del Marbella-Atlético de Madrid de la Copa del Rey (se enfrentaron ultras malaguistas y del Frente Atlético) y en esa ocasión el duelo no se fijó como de alto riesgo, lo que implica que en ocasiones es difícil de prever dónde puede saltar la liebre.

En todo caso, no se pueden descartar represalias este sábado de los Riazor Blues, en relación a los episodios del 5 y 6 de octubre en La Coruña. A tierras gallegas acudió un número elevado de ultras, algunos del Frente Bokerón, y la víspera del partido hubo destrozos en un local situado en la calle Almirante Cadarso frecuentado por radicales del Deportivo. La Policía Nacional tuvo que intervenir para controlar a este grupo de aficionados violentos y conducirlos a la zona del pabellón de Riazor, aunque no se realizaron detenciones. Finalmente las Fuerzas de Seguridad acabaron trasladando a estos hinchas a Santiago de Compostela, donde se encontraba su hotel. Muchos portaban palos y barras de hierro.

Las cargas policiales se repitieron el día del partido en el paseo marítimo de la ciudad, ahora ya también con la participación de los ultras del Deportivo, los Riazor Blues, que sufrieron dos detenciones. La Policía Nacional escoltó a los ultras malaguistas al estadio para evitar más problemas y allí tuvieron una intensa vigilancia hasta el final del mismo.

Hace pocos días se conocieron unas propuestas de sanción por estos incidentes de la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, tras una reunión en el CSD. Se propuso una sanción de 60.000 euros y de dos años sin poder entrar a recintos deportivos a tres ultras del Málaga que fueron vistos en Riazor, y que tenían prohibida la entrada a un estadio.

Asimismo, se identificó a más de un centenar de seguidores por incidentes en la víspera. Se trataba de ultras, aunque no todos necesariamente vinculados a Málaga y al malaguismo. Para ellos, en concreto 140, hay una propuesta de multa económica y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de seis meses a «aficionados visitantes que, en la noche anterior al día del partido, alteraron gravemente el orden público y causaron numerosos desperfectos en un local de hostelería.

Ahora el temor es que los incidentes lamentables se repitan, El Málaga ha cedido 560 entradas al Deportivo, pero allí no se han vendido todas (se han devuelto 300), y en cualquier caso tampoco se podría descartar que los Riazor Blues acudieran sin localidades.

Tras aquel Deportivo-Málaga de mal recuerdo, y después de que los dos clubes denostaran el comportamiento vandálico de seguidores radicales que consideran que no les representan, hubo dos partidos más con el Málaga implicado y que fueron declarados de alto riesgo, las visitas al Cádiz (inmediatamente después en el calendario de la de Riazor) y al Castellón, sin que sucediera nada que lamentar.

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