El 'Stadium' La Rosaleda ya es casi octogenario

El 13 de abril de 1941 los aficionados al ‘football’ ya pudieron ver lo que eran las bases del llamado ‘Stadium’, aunque hubo que aguardar cinco meses y un día para asistir a la inauguración oficial, frente al Sevilla. En ambos encuentros el conjunto anfitrión era todavía el Malacitano, porque cuatro días después de esta cita (el 18 de septiembre de 1941) la junta directiva encabezada por Luis Ramírez votó a favor de la nueva denominación, Club Deportivo Málaga, tras los argumentos expuestos por el vicepresidente, José Soriano Alba, que en el transcurso de la temporada 41-42 pasaría a ocupar la presidencia. No sólo se recuperaba el nombre de la ciudad (el Malacitano nació en mayo de 1933 como fusión de los dos grandes rivales, el Málaga Sport Club y el Fútbol Club Malagueño), sino que se cambiaba la equipación para sustituir la camisola blanca por la blanquiazul que ha perdurado hasta la actualidad. Aun así, durante varias semanas desde el estreno de la temporada de Liga (en este caso, con otra goleada, por 4-0 ante el Jerez con dos goles de Olivares, uno de Díaz y otro de Tomasín) en distintos periódicos todavía se hablaba del Malacitano como conjunto representativo, no del recién nacido Málaga.

Un campo junto al mar

Sin duda, el estreno de La Rosaleda fue el impulso definitivo al fútbol en Málaga. Ya habían pasado 37 años desde el primer partido celebrado, en la explanada delante del Hospital Noble, y casi 19 desde que ya fuera una realidad el terreno de juego de los Baños del Carmen. En este último paso fue crucial que entre los propietarios del balneario estuvieran algunos de los que auspiciaron la llegada de aquella modalidad importada llamada ‘football’ en 1904, entre ellos el director gerente, Enrique García de Toledo. La iniciativa planteada por Félix García Lomas encontró ciertas reticencias iniciales, pero el 23 de agosto de 1922 aquel rectángulo de juego tuvo su inauguración con la contundente victoria del Málaga Sport Club frente al Real España de Granada por 11-1. Estaba situado junto al mar y frente a la montaña, contaba con una tribuna de madera y sillas, y había sido necesario rellenar las distintas lagunas existentes. Todas, menos una, la conocida como ‘la charca’, donde se amenazaba con lanzar al árbitro cuando su actuación no era ‘bendecida’ por los aficionados. También aquellos seguidores malaguistas que rondan el siglo de vida recordarán la figura del ‘pescador de balones’, instalado en una barca para recoger la pelota cada vez que el chut se marchaba al mar.

El sueño de un gran ‘Stadium’ germinó años después –al tiempo que la rivalidad del Málaga y el Malagueño decrecía paulatinamente–, pero muy cerca de aquel recinto estrenado a toda prisa a mediados de abril de 1941 ya existió otro ‘Rosaleda Stadium’. Era un campo más modesto, situado no muy lejos de aquella parcela en la que comenzó la construcción del nuevo doce años después, y que fue una realidad el 24 de septiembre de 1924 con el partido entre el conjunto local, el Victoria Eugenia, y el Iberia de Sevilla.

Goleada a la Ferroviaria

Fue en 1936 cuando el entonces alcalde, Enrique Entrambasaguas, colocó la primera piedra del ‘Stadium’. Estalló la Guerra Civil, el fútbol lógicamente paró (hasta la temporada 1939-40) y el sueño no comenzó a ser una realidad hasta 1941. El vendaval que asoló el campo de los Baños del Carmen obligó a mudarse a La Rosaleda. Ya había terminado el Campeonato de Liga en Segunda –el Malacitano había acabado quinto en el grupo Sur entre los 12 participantes–, pero todavía se disputaba la Copa. El equipo había superado al Jerez en la primera eliminatoria (1-0 fuera y 3-1 en casa) y había goleado en Madrid a la Ferroviaria por 1-4 (con goles de Fuentes -2-, Tomasín y Ferrández) cuando tuvo que afrontar el partido de vuelta en un nuevo escenario como anfitrión. Los elegidos para aquella histórica ocasión fueron Mendaro; Chales, Montoro; Junco, Salazar, Mesita; Meri, Tomasín, Fuentes, Ferrández y Gutiérrez. El inolvidable 6-0, con estelar actuación del delantero Fuentes (que era conocido por los aficionados como ‘El pistola’), permitió pasar a la tercera ronda. El segundo encuentro en la flamante casa, frente al Betis, acabó sin goles. El conjunto malacitano fue apeado del torneo tras caer por 1-0 en tierras sevillanas.

Los aficionados vibraron con el traslado al nuevo ‘Stadium’ y la goleada a la Ferroviaria aquel 13 de abril de 1941. Setenta y nueve años después, el malaguismo ha vibrado y ha sufrido, ha vivido tardes mágicas y otras para el olvido, y ha visto pasar por La Rosaleda a los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial.