Pensar, con todos mis respetos, que un equipo que juega en el medio campo con Benkhemassa y Boulahroud puede ganar un partido es una quimera. ... Si a esto unimos un entrenador que ha perdido el norte, que hace alineaciones extrañas y caprichosas, que no cuenta con jugadores comoKeko yRamón, pues tenemos lo que nos merecemos. Encima, un presidente que no aparece ni para dar un recado, un director deportivo recién nombrado que poco más o menos dice que si nos salvamos tenemos que ir en peregrinación a Lourdes, y un director general que a lo mejor sabe mucho de béisbol, pero que parece que no tiene ni idea de 'soccer', por mucho que la plantilla le mande sorprendentes mensajes de cariño, pues la verdad... Todo esto nada más que hace desembocar en el horroroso, nefasto, impresentable y lamentable partido que el Málaga le ofreció ayer a su afición frente a un Fuenlabrada que es el 'equipo revelación' pero que no deja de ser, a tenor de lo visto, un equipo recién ascendido de Segunda B. Un empate por demérito de ambos, porque tiene bemoles no ganarle al Fuenlabrada, pero más aún posiblemente no haber conseguido los tres puntos en La Rosaleda por parte de cualquier rival que al menos supiera plantear el partido.
El Málaga está tocado, y poco le falta para estar hundido. No se puede entender al entrenador, Víctor Sánchez del Amo, por las componendas que hace en las alineaciones, salvo que quiera hacer feliz a alguien, y no precisamente a la afición. El once titular del Málaga, pese a sus limitaciones, sonaba a carnaval, y así nos fue. Pero peor aún fue sacar a Keko en el minuto 88. Ya eso pareció un pasote desmedido.
El Málaga no juega ni a las canicas. No hay siquiera jugadas de estrategia, al menos que se vislumbren o se intuyan, y lo peor es que no hay muchas esperanzas para encarar lo que resta de una temporada que está siendo mucho más penosa de lo que pensábamos.
No hay derecho a lo que está ocurriendo en La Rosaleda. Todos se han contagiado del propietario, el jeque, que ha perdido el norte; ycasi todos ahí están, haciéndole la pelota.
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