Planificación del Málaga: ¡que no tiemble el pulso!
Opinión ·
A las puertas del irreversible descenso, los responsables del Málaga, con el nuevo director deportivo a la cabeza, deben conformar la futura plantilla con absoluto rigorEl Málaga está desahuciado, sin más opción que una carambola a varias bandas, y aunque todavía quedan tres encuentros por delante, es evidente que el ... runrún sobre el futuro de la plantilla ya no cesa. El panorama no puede ser más desolador ante la caída a la tercera categoría, de la que se desconoce casi todo, desde la denominación (¿seguirá como Primera RFEF?) hasta la configuración de los grupos (ahora se estudia un proyecto de cuatro subgrupos de diez equipos) pasando por la incógnita de qué canal emitirá los partidos. No obstante, a las puertas del fin de semana que puede confirmar lo inevitable –y lo que es peor, que esa confirmación pueda producirse por la incapacidad del equipo para superar al Mirandés ante su afición, en La Rosaleda– una de las preguntas más recurrentes entre los aficionados afecta al plantel: ¿cuántos jugadores seguirán en el equipo?
A los dirigentes del Málaga no puede temblarles el pulso. Sea quien sea el responsable de la planificación. Es de suponer que el peso lo llevará el nuevo director deportivo (que está al caer) y es imprescindible que, aunque llegue con las manos libres para hacer y deshacer, mida bien hasta qué punto se deja influir en las decisiones. Por un lado, no pueden incidir en ellas sus relaciones con representantes o agencias que tengan intereses en el club, y por otro, hasta cierto punto sí está en la obligación de consultar cuestiones internas relativas a determinados futbolistas si existen dudas sobre la conveniencia de su continuidad.
El Málaga no es una oenegé, la Primera RFEF no es un torneo menor y hay que planificar con firmeza
Pero, por encima de todo, se antoja crucial un análisis pormenorizado e individual de cada futbolista que pueda tener cabida en el proyecto (no muchos, ese es el plan inicial) en lo que respecta no sólo a su rendimiento en el campo, sino además al compromiso mostrado, a la personalidad para superar adversidades y, cómo no, a la capacidad para soportar la presión. Quizá se piense que son detalles menores en comparación con lo que puedan ofrecer en el campo, pero el Málaga es el Málaga, juegue en la categoría que juegue, y se ha constatado estas dos últimas temporadas que los futbolistas que han poblado el vestuario no han sido capaces de llevar a sus espaldas la mochila de la responsabilidad. En esta nefasta y deficiente Liga protagonizada por el equipo únicamente se ha visto liberados a canteranos –especialmente Cristian y Álex Calvo en esta fase final– y, desde luego, también ellos (como otros que puedan dar el salto) deberán asumir un nuevo rol que ya estará exento de la permisividad habitual (y un tanto excesiva) con los más jóvenes.
Cuatro con contrato
Sólo cuatro jugadores tendrán contrato en vigor en cuanto se certifique matemáticamente el descenso (el meta Manolo Reina, Juande, Genaro y Ramón) mientras que otros que quedarán libres probablemente plantearán la opción de continuar. En uno y otro caso el Málaga debe maniobrar con contundencia y no dejarse llevar ni por el runrún de que alguno pueda tener propuestas en el mercado de Segunda (el rendimiento de todos ellos no engaña a cualquiera que haya seguido con regularidad al equipo) ni, por supuesto, por la condición de ser malagueño o forjado en la cantera. Y, por supuesto, debe valorar que, igual que sucedió en el descenso de Primera a Segunda, aquellos que ejercían de capitanes no han estado ni de lejos a una altura mínima del papel que les correspondía. Para ser más gráficos, el Málaga no es una oenegé. En el nuevo escenario que se avecina no puede serlo ni en su plantilla ni tampoco en otras parcelas del club.
Conviene ser muy contundentes en vísperas de la irreversible vuelta a la tercera categoría tras 25 años: la Primera RFEF (o como pueda llamarse) no es una competición menor. Más bien al contrario, también existe una igualdad máxima, no cuenta (por ejemplo) con límite salarial ni videoarbitraje, los campos pueden ser más complicados y, sobre todo, el nivel de juego de los cinco o seis primeros es similar (en algún caso superior) al que se ve en ocho o diez equipos de Segunda. Por eso hay que conformar la plantilla con absoluto rigor, sin más criterios que una trayectoria más que demostrada dentro y fuera del campo y un compromiso absoluto. De lo contrario, a las primeras de cambio volverán a aflorar las dudas y acentuarán ese desencanto que puede alejar a cientos de aficionados de La Rosaleda. De ahí que el mensaje no pueda ser más tajante en estos momentos: ¡que no tiemble el pulso! Porque no creo que a estas alturas alguien vaya a rasgarse las vestiduras o a considerar traumática cualquier decisión que afecte a un grupo de jugadores que, salvo muy contadas excepciones, han manchado el nombre del Málaga y no han sido capaces de portar la camiseta y de soportar el peso del escudo.
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