Sangalli, muy honesto en su despedida: «Me voy triste, dolido y jodido por haber fracasado»
El centrocampista, cuya salida se oficializó este lunes, dedicó a la afición malaguista unas palabras cargadas de sentimiento
Luca Sangalli emitió una carta sincera y cargada de sentimiento, dirigida a los aficionados del Málaga, minutos después de que el club oficializara la desvinculación ... de ambas partes. Jugador y club rescindieron el contrato que les unía tras dos años juntos y un ascenso a su espalda para dejar una ficha libre y poder llenarla con un jugador que incremente el nivel deportivo del equipo, paliando así el 'overbooking' del centro del campo.
Su nivel deportivo ha sido pobre estas dos últimas temporadas, aunque a nivel humano ha sido un compañero importante en la plantilla. A eso se refiere también en una de las líneas de su carta: «No pudo ser, no he sido capaz. He vivido esa cara cruel del fútbol, esa gran desconocida, la que no se ve por la tele. Esa lucha continua contra el síndrome del impostor. Por mucho que sepas que tu labor en el equipo también es fundamental aunque no juegues, por mucho que des todo de tu parte por mejorar y ayudar al equipo, tu cabeza no ceja en su empeño de poner en duda constantemente tu valía. El agradecimiento y reconocimiento de los compañeros y familia, esos que son conocedores de tu trabajo del día a día, es ese sostén que te hace perseverar·, anta en estas líneas.
Sincero, fue de frente con sus sentimientos, con los buenos y los menos buenos: «Me voy con la conciencia tranquila. Triste, dolido, jodido. Por haber fracasado, por no haber aprovechado las oportunidades. Pero con la conciencia bien tranquila y la certeza de haber puesto todo lo que estaba en mi mano. He defendido con el alma los colores blanquiazules cada vez que he vestido la camiseta malaguista. He aprendido realmente lo que conlleva ser profesional, darle valor a los detalles. Los sacrificios diarios, cuidar la nutrición, potenciar mis capacidades físicas. He mejorado como futbolista, pero no ha sido suficiente».
En Málaga, además, ha crecido como persona por los 'accidentes' íntimos y vitales que han tenido lugar aquí: «Vine siendo un chaval y me voy siendo padre. Me quedo con los buenos momentos vividos, que los ha habido y muchos. Con la buena gente con la que he convivido estos años. Con el sufrido ascenso y la solvente permanencia. Con las noches de La Rosaleda, los recibimientos, celebrar una victoria con nuestra gente al ritmo de la gitana, los desplazamientos fuera de casa y la pasión de una ciudad con su equipo. Estoy tremendamente agradecido y orgulloso de haber formado parte de este club. De todo el cariño y el apoyo que he recibido dentro y fuera del campo. Es difícil jugar como local en La Rosaleda, pero más difícil es, y lo se por experiencia, hacerlo como visitante».
Aseguró que echará de menos Málaga, al club y a todo el personal con el que ha trabajado estos últimos dos años y, para despedirse, dejó claro que escribió lo que le ha salido del corazón: «No es la típica carta/plantilla de despedida impersonal y cutre que probablemente debería haber escrito, pero es la que me apetecía escribir y compartir». Y así firmó: «Un malaguista y bokerón, de corazón, para siempre».
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