Nuevos 'jefes' para el vestuario del Málaga

Nadie podía imaginar hace once años que aquel nada corpulento central que había llegado de un equipo suizo y que tantas dudas había despertado durante la pretemporada iba a ser un líder del Málaga durante una década. Ya casi nadie repara en ello, pero hubo un momento en el que Juan Ramón Muñiz, entrenador y a la sazón director deportivo, telefoneó a la persona que le había recomendado a Weligton para pedirle explicaciones. «No hemos visto nada de lo que nos habías dicho», le espetó. Todos los elogios eran para Hélder Rosário y todas las dudas recaían en «el canijo» (como ya lo llamaban algunos compañeros). Pero fue empezar la competición y la sorpresa fue mayúscula: era un competidor extraordinario. Deslumbró por su colocación y anticipación en el debut ante el Salamanca, no se arrugó en el pulso con un tal Diego Costa y se erigió muy pronto en el mariscal de la defensa.

De puertas adentro Weligton siempre fue el pilar del equipo. En algunas temporadas estuvo muy bien respaldado, sobre todo en la etapa de la Champions (por Demichelis o Maresca), o más recientemente por Camacho. Y nunca Duda fue un futbolista de muchas palabras, pero cuando daba el paso era en un momento clave. Eso precisamente es lo que se ha echado en falta en el Málaga en esta aciaga campaña. No es sólo una sensación desde fuera, sino una certeza que ha crecido en el propio club con el paso de los meses.

Fue Juande Ramos el que a comienzos de la temporada pasada ya les advirtió a los 'mandos internos' del club (Joaquín Jofre, Carlos López, Carlos 'Coki' Pérez o Francesc Arnau) sobre la falta de ambición en el grupo. «He venido para pelear por Europa y para eso no nos vale con jugar como ellos quieren, 'a lo perro', encerrados y esperando a ver si metemos un gol. Así nunca optaremos a nada y estaremos siempre apurados, pendientes de si nos marcan o si marcamos». Con el manchego, pese a las numerosas lesiones, el equipo estaba afianzado en la zona media; después, con el ascenso de Marcelo Romero recomendado por los jugadores, llegaron los temores al descalabro...

Dicho de otro modo, el crecimiento del poder de los jugadores –beneficiados también por la falta de autoridad del presidente y de los consejeros– ha sido tan evidente que ha acabado por arrastrar al equipo. La autocrítica, piensan en el club, ha sido mínima. E independientemente de que la plantilla tenga más o menos calidad, también se ha observado una falta de implicación de diferentes jugadores en varias fases de la temporada. Se ha echado en falta más liderazgo para cortar de raíz el conformismo y también para poner en su sitio a Ontiveros cada vez que ha sacado los pies del tiesto o, sin ir más lejos, no hace mucho a tres futbolistas que no afrontaron el entrenamiento como debían.

Los capitanes han hecho lo que han podido. Recio ha completado una mala temporada y también le perjudican cara a sus compañeros sus actitudes en el campo (tantas protestas a los árbitros), Torres ha estado lesionado demasiado tiempo y cuando un futbolista está fuera del equipo no tiene la misma fuerza para exigir a los demás, y Rosales, que tampoco tiene mucho temperamento, también ha estado bajo mínimos durante toda la Liga. Salvo el guardameta Roberto, ningún otro ha podido ejercer cierto liderazgo en la plantilla. Por ejemplo, Luis Hernández sí tiene mucha personalidad, pero sus errores en diversos goles encajados le han pasado factura. Durante la segunda vuelta sí se ha dejado notar el papel de dos incorporaciones en el mercado invernal, Iturra y Lacen.

Por todas estas razones el club busca nuevos 'jefes' para el vestuario. Ya no es sólo por la falta de liderazgo durante esta temporada. La Segunda División es una competición sujeta a demasiados vaivenes en la que, salvo raras excepciones, todos los equipos pasan por una racha negativa de cinco o seis encuentros (como mínimo) en la que la cohesión del vestuario es crucial. El Málaga lo vivió en sus carnes en la recta final de la campaña 2007-2008, fruto de los problemas físicos y otras cuestiones que afectaron a los futbolistas con gol de la plantilla. El buen ambiente en el grupo, con liderazgo de algunos y con el apoyo de otros con menos minutos (como el paleño Raúl Gaitán o el carismático Sandro, que ya había anunciado su retirada), permitió retomar la senda de los triunfos e imponerse, por ejemplo, en la visita al Sevilla B.

La intención ahora es incorporar a tres futbolistas con personalidad para cambiar la mentalidad del grupo. Conviene recordar, por ejemplo, que en la temporada del último ascenso tuvo un papel relevante un jugador como Carpintero, que aportaba mucho dentro y fuera del campo. El Málaga quiere reforzarse no sólo con calidad o con especialistas de Segunda, sino también con liderazgo.