Caballero, sexto portero traspasado
Juan Cortes
Lunes, 14 de julio 2014, 00:09
El Málaga, lo diga quien lo diga, ha sido, es y será un equipo vendedor. Ya lo fue como Club Deportivo y lo sigue siendo ... como Club de Fútbol. Está predestinado a ello, porque en el balompié también el pez grande se come al chico. Y el Málaga, ¡ay!, nunca ha dejado de ser un club chico. Por su corta masa social y porque nunca apareció un mecenas duradero. Nos pusieron, años atrás, un caramelo en la boca. Pero no tardaron en quitárnoslo. Matamos a la gallina de los huevos de oro. Y ahuyentamos al protector. No supimos aconsejarlo. En el fútbol actual todas las estructuras de los clubes de alta nivel están resquebrajadas. Ningún club español lo mantienen sus socios y ni siquiera con las contribuciones de sponsor, porque se tire por donde se tire, el único marketing positivos es el de los resultados. Y estos, ¿Quiénes lo garantizan?. Ni siquiera la importante contribución de la tele. Hay que equilibrar lo presupuestos. Y venden hasta los grandes.
La permanencia de Caballero nos ha sorprendido que haya durado tanto. Con Isco, era el único cheque en la plantilla. Era de temer, pero también de esperar, que su militancia fuese más corta de lo que ha sido. Este Málaga ha sido peor vendedor que el otro. A este se le han escapado porteros como Contreras y Goitia sin aportar un euro, se malvendió a Movilla, y lo último fue la marcha de Iturra. Si se hubiera ido al Madrid o a otro grande tendría justificación, pero se fue libre al Granada. Imperdonable.
No voy a señalar la importante pérdida que es Caballero para el Málaga. Ataqué en su momento a tantos directores deportivos o secretarios técnicos que no vieron tantas temporadas en el Elche su valía real. Y me temo que su ausencia en la plantilla va a resultar bastante más costosa que las de Cazorla, Demichelis, Toulalan... Con su denominación actual, Caballero es el primer portero que deja un palmarés espléndido y proporciona una buena no inmejorable inyección económica.
De Vera a Jaro
El viejo Málaga trabajó bien con los porteros. No con que primero con el que negoció en los 40. Fue García Martin, que se fue al Madrid. Cantidad minima, pero permitió quitar a un portero claramente superado por los que ya figuraban en el plantel. El quinteto importante de los que dejaron un buen registro de actuaciones y una buena compensación económica se abrió con Vera, en 1955, y se cerró con Jaro, en 1990. El Sevilla pagó por Vera 600.000 pesetas, que era una buena cantidad conforme a los precios del mercado entonces. El pelotazo fue el último, Jaro. El Madrid pagó 100 millones, lo que supuso dos años de vida para el club. Por la desaparición, quedó como deuda del Madrid la celebración de un amistoso en La Rosaleda.
Entre ambos fueron vendidos Catalá, en el año 70, a Las Palmas por 700.000 pesetas. Fue una buena operación porque el Málaga disponía en nómina de otros cancerbero mas valorados por los técnicos. El tercer gran meta vendido fue Deusto, el único Trofeo Zamora. El Hércules ingresó en la caja malacitana 8.500.000 pesetas. Fue en el año 76, cuando la baja de Viberti, la salida de Marcel Domingo y el cierre del quinquenio de oro convulsionaron el fútbol malagueño y Rafael Serrano tuvo que dimitir por las ventas de Deusto y Guerini.
El malagueño Fernando, en el 86 tras haber tenido a Zubizarreta como suplente en la selección sub-21 e intervenir en un Mundial juvenil, elevó la tasa de cotización de los porteros malaguistas, porque el Sevilla pagó 20 millones de pesetas. La esplendorosa sombra de Gallardo tenía su reflejo en el visto bueno del técnico, Benítez. Luego volvió Fernando y sin coste.
La operación de Jaro, cuando por recomendación de Juanito lo enroló el Madrid, estableció un techo. Hasta que esos 100 millones de pesetas se han visto superados por los 6,5 millones de euros fijos del Manchester City por Caballero.
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