Hay que mirar hacia arriba

El Málaga sigue careciendo de pegada. Tampoco podemos aspirar a mucho más con el presupuesto que nos permiten manejar los Teba y compañía, pero no es menos cierto que con un poco de puntería en Logroño, como ante el Mirandés y ante el Sabadell, hubiera permitido una victoria mucho más clara en el marcador, porque puedes tener todo el partido muy controlado y con un rechace o una jugada desgraciada (como en tierras burgalesas) se te va todo al garete. Porque el Málaga ayer fue muy superior al pundonoroso Logroñés, un equipo que practica buen fútbol y que no debería pasar apuros, pero ante el que los de Pellicer demostraron su excelente 'puesta a punto'. El Málaga puede o no 'jugar bonito', pero es un equipo de los que gusta ver por la televisión: su entrega, su envidiable forma física colectiva y su forma de encarar un partido cuando tienes el marcador a favor, hacen que mantenga el interés de cualquier aficionado, y no sólo de sus hinchas. En Las Gaunas, tras un buen primer tiempo, hizo una segunda parte excepcional, porque además exprimió al máxima las grandes dificultades para salir jugando desde atrás de los locales, sobre todo por las extrañas dudas de su guardameta, que puso a los suyos una y otra vez de los nervios. Sea como fuere, no se mereció llegar a los últimos compases con tan exigua renta e el marcador, para nada; es verdad que un error gravísimo del árbitro evitó el 0-2 en el minuto 85, pero ni aún así podemos olvidar que sería muy de agradecer remachar partidos tan claros. Es hora de empezar a mirar hacia arriba, porque se está haciendo bien...