Lo que en el minuto 71 era un mal resultado (0-0) se convirtió en un anhelo difícil de conseguir tras la absurda acción de ... Keidi Bare, que de nuevo buscó la expulsión tras dos 'revolucionadas' jugadas en las que el albanés demostró su nula capacidad de controlar sus impulsos. Hasta entonces no es que la cosa pintara bien, porque el partido del Málaga era verdaderamente infumable, pero al menos había un equilibrio que al quedarnos con uno menos se fue al garete. Este Málaga mira al abismo, con un problema añadido, como nos vayamos a Segunda B nos volvemos al limbo de la desaparición. Es una tremenda verdad que no se puede obviar, pero los de Pellicer no andan sobrados de ideas ni de fuerzas, y eso se nota. Si encima jugamos con fuego, como lo hizo Keidi, las cosas no pueden pintar bien ni mucho menos. El Málaga, al quedar en inferioriodad numérica, buscó al menos conseguir ese punto, pero costó lo que no está en los escritos. Sinceramente, por muchos problemas que haya tenido el equipo de La Rosaleda en esta temporada, por muchas historias 'jequerianas', que este once esté a estas alturas luchando para no descender es para hacérselo mirar: comparen el titular (uno por uno, nombres y apellidos) respecto al resto de los equipos de la categoría y comprobarán que es algo a priori impensable, pero así es.
Los últimos compases fueron insufribles, y apenas un minuto antes una jugada desquiciada de la zaga local a la salida de un córner estuvo a punto de dejarnos con una tremenda derrota, pero al final mantuvimos ese punto que visto lo ocurrido sabe a gloria bendita, porque vaya tela lo que vimos anoche...
El Málaga serio y ordenado de Vallecas dio paso a un equipo sin ideas ni nada parecido. Un triste empate ante un Albacete que fue mejor que su rival, pero que sus propias carencias lo llevó a no conseguir la victoria. ¿Y Keidi? Eso, ¿y Keidi...? Ya miramos al abismo sin pudor.
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