El Leganés, fiable en casa y ante rivales de la zona baja

Las tornas se han cambiado respecto a la primera vuelta. Entonces, el Leganés era el conjunto en apuros (decimoctavo) mientras el Málaga se encontraba justo en la mitad de la tabla (undécimo) y a sólo cuatro puntos de la zona de ‘play-off’. Eso sí, la tendencia de ambos era diferente. Mientras el cuadro entonces dirigido por José Alberto comenzaba a mostrar una dinámica preocupante (un punto en los tres partidos anteriores y batacazos en Burgos y en La Rosaleda contra el Amorebieta), el ‘pepinero’ ya ofrecía claros síntomas de progresión bajo la batuta de Nafti y había vencido en Huesca y Zaragoza. En Martiricos no hubo color y el triunfo visitante fue incontestable (0-2).

Ahora el Málaga es el más necesitado de puntos frente a un adversario que parece haberse quedado en tierra de nadie después de la derrota de la pasada jornada en Oviedo (1-0). Era el momento del Leganés para dar el gran salto porque en caso de vencer se habría puesto a tres puntos del cuadro asturiano, sexto entonces, pero ni puntuó ni pudo mantener su capacidad goleadora de los últimos encuentros (se quedó a cero tras marcar en los ocho anteriores).

Si algo caracteriza al Leganés es su fortaleza en casa. Sólo cuenta con tres derrotas, todas en la etapa de Asier Garitano en el banquillo, y además con el que fuera entrenador del Marbella ofrece números espectaculares en Butarque en la segunda vuelta: cuatro victorias y tres empates. Esos 15 puntos sobre 21 lo han mantenido alejado de la zona de peligro, aunque si se analiza su trayectoria queda claro que cuenta con una plantilla plagada de futbolistas cuyo rendimiento baja considerablemente a domicilio, en ocasiones con una intensidad baja, el gran aspecto que Nafti se ha afanado en conseguir con escaso éxito.

Otro detalle llamativo del Leganés es su fiabilidad cuando se ha medido a los conjuntos peor clasificados. El entorno ‘pepinero’ achaca al equipo que esa solvencia ante los rivales de la zona baja (ante los que apenas ha cedido puntos) ha desaparecido frente a los situados en la parte alta, contra aquellos rivales con los que teóricamente tendría que haberse jugado una plaza entre los seis mejores. La falta de consistencia y de ciertas dosis de ambición lo ha dejado en tierra de nadie.