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Funes: «En mi periodo y el de Bravo son hasta 36 los jugadores que han llegado a debutar con el primer equipo del Málaga»Profesor en excedencia, quién sabe si volverá algún día a su plaza en el IES Los Manantiales (Torremolinos). El presente de Juanfran Funes (1983, Loja) ... es el filial malaguista, en su quinta campaña al frente del equipo. No tanto ese pleno al quince (de puntos), en un arranque fulgurante del curso en el grupo 9 de Tercera RFEF, como su afán en formar futbolistas y que muchos de estos aterricen en el primer equipo y se consoliden en él. Ya han debutado 36 de los que han pasado por sus manos en este ciclo, y una docena ha llegado a consolidarse.
-Siguiendo su pista, lo primero que sabemos de usted es que empezó en los banquillos como segundo de Fernando Estévez (ex del Marbella y el Eldense, entre otros) en el Loja en 2009. ¿Le dio tiempo a ser jugador...?
-Bueno, empecé a entrenar prácticamente con 18 años, cuando inicié la carrera (universitaria). Estaba jugando en Tercera División en el equipo de mi pueblo, en el Loja y me dieron la oportunidad, como a tantos jugadores del primer equipo, de entrenar un equipo de niños. Recuerdo con cariño, creo que fue el año 2000, y cogí al benjamín mientras jugaba.
-Cada vez hay más entrenadores jóvenes que no han tenido una trayectoria importante de jugadores. ¿Cuándo tuvo claro que lo suyo no era jugar, sino entrenar?
-Ese proceso creo que no llegué nunca a tenerlo claro. Hubo un año en el que Fernando Estévez cogió el Loja, en 2009. Yo llevaba ya casi nueve años entrenando en todas las categorías. Tenía ya 26 e iba a ser jugador del primer equipo, y él un día hablando me confiesa los jugadores que quería fichar, muchas cosas que me estaban asombrando, porque me llamaba como capitán del equipo, y entonces me termina diciendo que él quiere que yo sea su segundo. Antes ya había sido mi profesor, cuando me estaba sacando los títulos de entrenador. Me sorprendió en esa charla y me dejó un poco perplejo, porque ahí no tenía la intención de dejar el fútbol. Estaba llegando mis mejores años de jugador, y lo medité, y ese curso fue duro para nosotros, porque estuvimos prácticamente en descenso muchas semanas y, al no poder salir al campo, lo pasé mal. Ese cambio de jugador a entrenador fue duro para mí, pero al final tomé la decisión y estoy contento porque he disfrutado mucho de la parte también del entrenador.
-¿Y de jugador qué era?
-Lateral izquierdo. Era zurdo y demasiado cerrado. Y con poca vocación ofensiva...
-Hablemos de este pleno al quince del equipo en las cinco primeras jornadas. Es el comienzo de temporada, pero se están viendo cosas, supongo, que no se han contemplado las temporadas anteriores. ¿Por qué cree que están yendo las cosas mejor?
-Ya lo dije antes de iniciar la competición, que en este caso, a diferencia de otras temporadas, íbamos a tener cierta ventaja con los rivales en el inicio. Hubo una decisión clara, la apuesta de Loren por mantener el bloque. El curso anterior jugábamos sólo con seis o siete jugadores de la campaña anterior. De hecho, solamente hemos hecho dos fichajes, el de Ismael Salguero y el de Marcos Abreu. El resto de jugadores son prácticamente los mismos, excepto Antoñito, Ochoa e Izan Merino, que están ahora con el primer equipo. Esa oportunidad de al final mantener ese bloque ahora mismo nos está dando una ventaja grande competitiva con los rivales. Otro año, cuando has cambiado tantos jugadores, te costaba mucho más iniciar. Ahora sí es verdad que hay una diferencia importante. El reto nuestro este año, y yo ya se lo he hecho saber a los futbolistas, es ser capaz de evolucionar, porque todos los rivales que tienen bloques nuevos van a evolucionar mucho. Es obligado para nosotros llegar a esa evolución si queremos mantener el nivel. Otro año, hemos empezado mal, y recuerdo mi segunda o tercera temporada. Creo que habíamos hecho dos puntos y éramos penúltimos. Y llegamos a jugar 'play-off' también. ¿Por qué? Porque la evolución nuestra fue muy grande. A los cinco o seis meses, poco se parecía al equipo que iniciaba la competición.
-¿Qué es lo que le trasnmite el director deportivo?
-Él manifiesta y hace. Porque una cosa es hablar y otra cosa es hacer lo que dice. Y él tiene dos ideas muy claras. La primera es cómo quiere jugar. Lo tuvo muy claro desde el primer día. He tenido la suerte de que tiene un pensamiento muy cercano al mío. Y eso también me ha ayudado mucho. Y luego hay una parte, creo que la más importante para un equipo de cantera, que la apuesta suya por ella no es por obligación ni por necesidad, es por convicción. Creo que lo ha demostrado ya antes. Para nuestro jugador es una bendición que él esté dispuesto a mirar antes dentro que fuera. Yo creo que al final ellos no tienen que percibirlo porque lo están viendo. Hay veces que tú le cuentas las cosas y los jugadores tienen que creer en lo que tú les dices.
-¿Y cómo tiene que jugar su filial?
-No sólo Loren tiene una idea muy clara de lo que quiere, sino que hemos tenido reuniones en las que no sólo a mí sino a todos los entrenadores de la cantera nos lo han manifestado. No quiere que los pasos que se den sean sucesos que aparecen por el azar. Él establece claramente la metodología, las líneas a seguir. La forma en la que él quiere que los futbolistas jueguen y se manifiesten en el campo es muy clara. Pretende equipos atrevidos, que defiendan hacia adelante, que sean capaces de dominar los partidos. Aunque no tenemos una rigidez en la estructura, el 4-3-3 que veníamos nosotros haciendo años atrás, probablemente sea uno de los sistemas predominantes que él más utiliza. Creo que más que sistema, es la filosofía que él tiene. Lo más importante es que lo escuchamos todos.
-Al primer equipo ha llegado una hornada difícilmente repetible, con dos menores de edad, Antoñito y Ochoa y un jugador que acaba de llegar a los 18, Izan Merino. No es algo que se pueda aportar todos los años...
-Pero tan importante es que lleguen como que se consoliden. En el caso mío y de Bravo, que llevamos aquí nuestro quinto año, creo que son hasta 36 los jugadores que han llegado a debutar con el primer equipo. Y hay casi unos 12 que se han consolidado. Y detrás de ese trabajo tiene que haber una idea de apostar por la cantera, y en este caso lo tenemos. No es fácil que jugadores tan jóvenes se consoliden, pero aquí sí es verdad que lo hemos visto en los últimos años. Gente que le llega el momento quizás antes de lo previsto, antes de lo deseado, y están demostrando que pueden ser capaces.
Sobre Antoñito
-Hablemos de nombres propios. ¿Tiene o Antoñito un don especial? ¿Aprecia un entrenador rápidamente eso?
-Sí, de hecho la campaña pasada, siendo juvenil de segundo año, ya tenía dorsal con el filial. Creo que lo que voy a decir lo ha visto ya todo el mundo. Es un jugador que se ha casado con el gol. Cuando recuerdas a esos jugadores que aparecían y siempre tenían ese don con el gol, que están cerca de la portería, probablemente a todos nos viene a la cabeza Raúl González. Y cuando siempre está, ya no es casualidad. Casualidad es que esté una vez, pero cuando está tantas es esa parte intuitiva. Hay jugadores que son capaces de que se le pare el reloj en el área. Y recuerdo el gol que nos da el ascenso en Tarragona. Podría haber rematado a la primera. Donde otros ven que todo tiene que apresurarse, él piensa que tiene dos días para poder hacerlo. Es una bendición tener un jugador así, porque hay muchas situaciones del juego en las que él es capaz de cobrar ventaja gracias a eso.
-Hay otro jugador del que se habla mucho, Chupete, con ocho dianas, su máximo goleador. ¿Qué tipo de jugador es Chupete para el que no lo conozca tanto?
-Hay una parte muy importante que valoramos mucho en la cantera que es no es sólo lo que eres, sino lo que creemos que puedes llegar a ser. De los jugadores que hemos tenido, Chupete ha tenido un crecimiento espectacular. Lo ha demostrado desde que llegó. Hay que recordar que probablemente sea el juvenil con más goles en nuestro club en una temporada. Aquí ha habido jugadores que han hecho una barbaridad de goles, como Hoyos, Issa Fomba, que metían 23 o 25 goles. Luego, Loren Zúñiga, que se metió en la treintena, Roberto casi. Eso parecía una auténtica locura, insuperable. Y Chupete ya en su segundo año juvenil anota cuarenta con el San Félix; llega a su primer año de filial, que todavía era juvenil, y hace nueve, el año pasado, catorce... Vamos a ver hasta dónde es capaz de llegar este año, pero lo importante es que se le está viendo un crecimiento en su juego, que no se le encuentra un techo en muchas de las cosas que es capaz de hacer. Y, evidentemente, como buen delantero que es, esa facilidad para hacer goles la tiene.
Sobre Chupete
-Hay una circunstancia que es nueva en los últimos meses, que es que hay tres escalones de diferencia entre competir en el Malagueño, en Tercera RFEF, y hacerlo en el primer equipo, ahora en Segunda División. Antes eran dos.
-Es cierto y hay una realidad, que es que cuanto más grande es la oposición, más facilidad para crecer tienen. Honestamente, creo que los jugadores que han participado desde el filial con el primer equipo no solamente han sido capaces de ir, sino que han sido capaces de hacerlo bien. Hablamos del gol de Antoñito, pero no nos acordamos de que el primero llega de un disparo de Aarón Ochoa que recogió Dioni. Esa es la parte importante, sabiendo que esos escalones evidentemente dificultan todo el proceso suyo.
-Son cuatro fases de ascenso seguidas a Segunda RFEF (antes a Segunda B) disputadas y no aprovechadas para subir por el Atlético Malagueño, que coinciden exactamente con su etapa. ¿Es alguna espina clavada?
-En el filial no es tanto una espina clavada, porque al final sabes que el objetivo principal es el de poder trabajar con los chavales y conseguir que lleguen al primer equipo, pero la ilusión de ascender es clara, sobre todo en mi caso, que solamente he subido una vez con el Loja. La última que jugué es mi novena liguilla, y sabes que si no eres campeón (de la fase regular) es muy difícil. La proeza de Antonio Tapia para nosotros es un faro que nos guía. Hay que recordar que el Malagueño en su historia ha ascendido sólo tres veces a Segunda B, y una fue en los despachos.
-Con jugadores jóvenes, supongo que cuando hay que jugar los partidos decisivos es más difícil, ¿verdad?
-Más que jóvenes o no jóvenes, porque ellos tienen mucho talento, al final es cómo se estructura la fase de ascenso. Son tres cribas que tienes que pasar y si no vas de campeón o no vas de segundo, los empates te eliminan.
-¿Cómo es su comunicación semanal con Sergio Pellicer?
-Tenemos un grupo de WhatsApp donde diariamente ponemos los planes de entrenamiento, hablamos de los jugadores que suben, los que bajan, nos organizamos ahí. La circunstancia ahora de estar aquí, en la Ciudad Deportiva, hace que podamos estar juntos, y creo que la situación cambia. Este paso es importante probablemente en un futuro. Los saludas, puedes pasar tiempo con ellos, ver algo de entrenamiento, y pueden acercarse para pedirte o preguntarte lo que necesitan.
-¿Qué le aporta su segundo, Bravo?
-Con el paso del tiempo y ya que llevamos tantos años somos uno. Tenía claro que tenía que ser él, sobre todo más que por quién es, una parte importante del Málaga, por cómo era él. Yo he tenido la suerte de poder enfrentarme a él en Tercera División. Ya nos conocíamos, y la propuesta que él tenía a mí me gustaba. Había otros muchos nombres que podían haber estado conmigo, y la intención mía era tener cerca a alguien que sintiese el fútbol como yo. Fue una gran suerte que me dijese que sí, porque él tenía otros proyectos, y hay una complicidad muy grande. Tiene un conocimiento del juego muy grande y contar con alguien cerca así es muy importante a la hora de tomar decisiones.
Sobre la formación de jóvenes jugadores
-Trabajar con jugadores jóvenes implica que el aspecto formativo es muy importante. ¿Hasta qué punto es un 'handicap' la falta de madurez de los jugadores o problemas personales o familiares que pueden tener?
-Lo entiendo como una parte del trabajo. En mi caso, que soy profesor, en el día a día, esa parte psicológica, de educación, de formación, es muy bonita. Cuando estás en un filial no tienes que tener el pensamiento de ser entrenador de un equipo. Para eso te coges un equipo de mayores, que su objetivo es quedar lo mejor clasificado posible, donde eres el entrenador del primer equipo y tienes a tu disposición todo lo demás. Cuando tú estás dentro, no solo de un filial, sino de un juvenil o un cadete, estás construyendo un jugador. Hay una frase que repito mucho, y es que el objetivo número uno nuestro tiene que ser que mañana sean mejores que hoy y que al día siguiente sean mejores que mañana. El aspecto psicológico, el formativo, más que condicionantes o dificultades, son partes muy necesarias que tienes que trabajar.
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