Tarde mágica en La Rosaleda (2-0)

Sergio Cortés

Domingo, 23 de febrero 2020 | Actualizado 24/02/2020 00:47h.

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Tarde mágica en La Rosaleda. La fiesta fue completa con un Málaga hipercompetitivo y una afición desatada en un ambiente similar a los partidos de Champions. El equipo blanquiazul, con todos sus jugadores enchufados, no dio tregua al Racing y mostró un nivel extraordinario en trabajo y concentración para encadenar su tercera victoria. La inmensa felicidad tras la salida de los Al-Thani tuvo como premio añadido una actuación que también sirvió para ratificar el excelente trabajo de Sergio Pellicer al frente del grupo.

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Desde los prolegómenos hubo ambiente de fútbol en La Rosaleda. Ni siquiera el descarte de Antoñín por su probable salida menguó el ánimo del malaguismo, liberado de la pesadilla de sufrir al presidente y a su séquito. Hasta quedó patente en los gestos de los futbolistas en el calentamiento. El ambiente fue de partido de Primera División, en una espectacular sinfonía de cánticos orquestada por el Fondo Sur. Se trataba de llevar al equipo en volandas y de nada sirvió la abrumadora posesión del Racing en los primeros minutos. El Málaga ya comienza a creérselo y, por encima del juego, destacó sobremanera el ímpetu de los escoltas de Sadiku (Hicham, Juanpi y Tete) en las labores de recuperación. Sería injusto no apuntar la brillante colocación del equipo y la coordinación de la pareja Luis-Adrián en la medular, pero en el fútbol moderno si los medios punta se arriman (que diría el mítico Peiró) todo es demasiado más fácil.

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El Racing, equipo de buen toque y escasa llegada, también acusó las bajas en la cobertura. El Málaga aprovechó esa falta de sincronización, pero también mostró ciertos movimientos que le permitieron intimidar al conjunto cántabro con muy poco. Al fin también se jugó sin balón, con más desmarques de apoyo que favorecían las líneas de pase. Juanpi estuvo clarividente donde hace más daño (a la espalda de los 'pivotes' contrarios) y regaló a Sadiku un gol de esos que el albanés perdona constantemente de un tiempo a esta parte. Que Pellicer ha comenzado a recuperar al venezolano parece incuestionable. Como que ha convencido a Hicham de que puede aportar más cuando pierde la pelota. Al público le satisfizo más ver dos recuperaciones del joven marroquí tras recorrer 20 metros que las dos brillantes arrancadas que no culminaron en gol porque a Tete le faltó aparecer décimas de segundo antes, primero para empujar el rechace de Luca a tiro de Adrián y, posteriormente, el centro raso al segundo palo.

Pero el gol debía caer como fruta madura. El asedio continuó hasta que Tete, al filo de la media hora, se desquitó con creces en un gol en el que fue crucial su energía para irrumpir en diagonal. El Málaga pisó el acelerador mientras atronaba La Rosaleda, tan ansiosa como el equipo de dejar finiquitado el duelo al descanso. El objetivo se cumplió en una jugada de laboratorio con sutil golpeo de Juanpi en la falta lateral para que Lombán ejecutara a placer en el corazón del área. El trabajo en la estrategia ofensiva también le da réditos al cuerpo técnico liderado por Pellicer.

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Sólo con 2-0 el Fondo Sur se acordó del inefable Richard Shaheen y de los Al-Thani. La despedida al equipo al descanso recordó a aquellas de la Champions. Probablemente ese debía de ser el principal temor de Pellicer en los vestuarios: el efecto contagio. Y durante el primer cuarto de hora sí se vio a un Málaga desconectado y a un Racing que ganaba metros. Un disparo visitante desde la frontal y una falta que se marchó a la grada sirvieron para que el conjunto blanquiazul despertara y volviera a trabajar en bloque y a recuperar la esencia de la primera mitad. De nuevo el ruido fue ensordecedor en la grada y el conjunto cántabro ya fue incapaz de superar tanta presión.

Sadiku y Dani Pacheco pudieron redondear el triunfo en una recta final más desordenada en la que el trabajo de recuperación tras pérdida por parte del Málaga fue muy llamativo. La fiesta pudo ser incluso más completa, con un marcador más contundente, pero basta y sobra con los dos triunfos y, sobre todo, con la salida de los Al-Thani. ¿Se puede pedir más?