Lo dijo en su momento Washington Irving: todo es posible en Granada. Claro que no se refería al fútbol, que aún no se había inventado, ... pero sí es una expresión muy utilizada para dejar abierta una posibilidad a algo que se antoja casi imposible. Si la relacionamos con el apasionado arte del balón sería aplicable a la salvación de ese Granada que tanto amó el referido escritor o, por ejemplo, a la clasificación del Villarreal esta noche ante el Liverpool; conseguirlo sería una gesta superior a las reconocidas del Real Madrid. Y habría que celebrarlo. Pero parece que la suerte está echada. El Real Madrid se queda 'solo ante el peligro', como el mítico Gary Cooper en el viejo Oeste. Barcelona, Atlético de Madrid y Sevilla lo han dejado solo ante un grupo de 'matones' dispuestos a vaciar cuanto antes sus cananas y acertar con sus disparos. Disparos a puerta, puntualizo, porque quiero referirme a ese segundo encuentro con los de Guardiola, tarea que exige otra remontada. El Estadio Bernabéu va a ser como una olla a presión, pero será necesario un Madrid inspirado, el de las grandes noches Champions.
Y todo eso, con otra Liga en su sala de trofeos, la número 35 nada menos. A cuatro jornadas del final. En el ultimo día de abril, el estadio madridista estallaba de júbilo con una celebración 'moderada', porque el sueño es repetirla mañana mismo en una edición aumentada que sea el pórtico de una final que se presume harto difícil. Sería entonces cuando, solo ante el peligro, el Madrid redondearía una temporada de cine con Carlo Ancelotti en el papel del mítico Gary Cooper. A otro nivel y con el título de Liga ya adjudicado, los empedernidos Barcelona, Sevilla, Atlético, Real Sociedad y Betis luchan por ganar una plaza en la Champions de la próxima temporada. Se mantiene, pues, otro tipo de emoción que, lamentablemente, nos es ajena. Pero hay todavía otra emoción que nos afecta y preocupa. La del descenso.
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