Un clamor en apoyo al técnico del Málaga

Pero se implantó la ley del silencio desde el minuto uno. Con la presencia en el campo de entrenamiento del director general, Richard Shaheen (mano ejecutora del jeque Al-Thani en estos momentos, y por tanto también de la suspensión de Víctor), nadie del club soltó un solo comentario sobre el entrenador. Ni de apoyo ni de valoración. Nada concreto. Aparecieron por allí también el director deportivo, Manolo Gaspar, y el responsable de cantera, Duda, pero tampoco hablaron. Pero a lo largo de la tarde el propio capitán, Adrián González, difundió un mensaje en nombre de toda la plantilla del club a través de su correo electrónico, sin ningún soporte o canal oficial de la entidad malaguista.

De hecho, el único movimiento oficial del club fue el anuncio de una comparecencia de Richard Saheen para hablar «sobre los últimos hechos acontecidos en relación al entrenador» mañana viernes. En el comunicado de los jugadores, estos mostraron, ya si, su «total apoyo a nuestro entrenador y su familia en estos momentos personales delicados», escribieron en un primer momento para luego incluir un mensaje de unión: «Queremos dejar claro que, desde hoy, el equipo seguirá trabajando al cien por cien; para defender este escudo y esta camiseta con profesionalidad. No dejaremos que nada ni nadie nos separe en este momento de dificultad. Nos debemos a un escudo, una afición y nuestra obligación es hacer frente a nuestras responsabilidades deportivas de la mejor forma posible», remató el manifiesto del vestuario, que estuvo a la orden del resto del cuerpo técnico de Víctor en el entrenamiento de ayer a puerta cerrada para los medios. El segundo entrenador, David Dóniga, se hizo cargo del equipo junto a los otros integrantes del equipo que llegaron con Víctor el año pasado.

Antes, desde la noche anterior, personalidades del fútbol como el presidente de la Federación, Luis Rubiales, o compañeros de profesión como Paco Jémez, Unai Emery, Salva Ballesta... se solidarizaron con el madrileño. Pero quizás la voz más notoria en este capítulo fue el de la esposa de Víctor, May Catalina Trigo. «Como su mujer, no me puedo creer que después de sufrir una extorsión por hacer lo que quiera en su intimidad sin hacer daño a nadie, en vez de acusar a los culpables, se quiere cambiar la visión de lo sucedido…», zanjó la cónyuge del entrenador suspendido del Málaga.

Y es que en sentido global, después de hacerse viral la imagen del madrileño sin calzoncillos, víctima según comunicó él mismo de un chantaje, el técnico recibió ayer un aluvión de mensajes y gestos de apoyo. También desde la afición, que convocó hasta dos concentraciones para hacerle llegar su cariño. El grito de «¡Víctor, quédate!» sonó primero en la esquina donde se sitúa la tienda del club en La Rosaleda y luego lo hizo en la entrada del hotel Sol en Guadalmar (ahí se hospeda el técnico). Allí, una treintena de seguidores esperaban que apareciese. «Víctor, baja ya», le pedían pensando que estaba en su habituación. Pero Víctor, tras una jornada larga de trámites y conversaciones, cenó junto a su equipo técnico (Dávid Dóniga, Nacho Oria y Carlos Morales) en un restaurante cercano al hotel donde tiene su 'casa' aquí en Málaga.