Borrar
Enrique, que la imagen en brazos de una prima. SUR

Aquel verano del juez que instó a Europa a poner fin a la injusticia de las cláusulas suelo

Enrique Sanjuán se crió en una familia de comerciantes para la que no existían las vacaciones. El único alivio durante los asfixiantes veranos en Loja eran las excursiones a playas malagueñas

Jueves, 24 de agosto 2017, 00:36

Primera ley del dominguero: madrugarás para coger un buen sitio junto al rebalaje. En el caso de la familia Sanjuán esta máxima era de vital ... importancia, ya que desde Loja hasta la playa –habitualmente las de Fuengirola, Benalmádena o Torre del Mar– mediaban hasta tres horas de trayecto apiñados en un utilitario. Y aquí viene la segunda ley: cargarás el coche hasta que no quede un centímetro cúbico sin aprovechar. Entre un Renault 5 y un Seat 600 se metían Enrique, su hermana, sus padres, sus tíos y sus primos. En total, nueve personas más toallas, sillas, mesas, sombrillas, juguetes playeros y lo más importante: fiambreras para cumplir la tercera ley del dominguerismo ortodoxo: llevarás comida para alimentar a media playa. «Nunca faltaban tortilla de patatas, pipirrana y ensaladilla rusa. A veces también había hornazos, que son una especie de pasteles con un huevo duro encima típicos de Loja». Así rememora los veranos de su infancia Enrique Sanjuán, magistrado de la Audiencia Provincial de Almería, más conocido por ser el juez que desencadenó, desde un humilde juzgado de provincias –el mercantil de Granada–, la histórica sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que ha obligado a los bancos a asumir la devolución íntegra de las cláusulas suelo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Aquel verano del juez que instó a Europa a poner fin a la injusticia de las cláusulas suelo

Aquel verano del juez que instó a Europa a poner fin a la injusticia de las cláusulas suelo