Teresa Freixes: «La manipulación cala por la gran falta de formación política de nuestra sociedad»
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La jurista, galardonada con el premio Libertad del Club Liberal 1812 de Málaga, lamenta que España es «el único país de la UE que no da formación política a sus jóvenes»La catedrática de Derecho Constitucional Teresa Freixes (Lérida, 1950) recibirá este viernes el Premio Libertad 1812 que concede anualmente el Club Liberal 1812 de Málaga ... en reconocimiento a su trayectoria por la defensa de las libertades y los derechos ciudadanos. Con motivo de la concesión de esta distinción, que tienen, entre otros, Manuel Alcántara, Albert Boadella, Fernando Savater o Rosa Díez, la jurista catalana atiende a SUR.
–En un mundo tan convulso, ¿la libertad está más en peligro que nunca?
–Está en peligro y en muchos sitios porque vivimos en un mundo muy complejo. Todo ello afecta a la libertad de las personas y es muy importante ponerlo de manifiesto, ser conscientes de ello y empezar a tomar medidas para que la libertad esté efectivamente garantizada.
–En España, a su juicio ¿cuáles son las principales amenazas que se ciernen sobre nuestro sistema de libertades?
–Son amenazas que pueden aparecer como sutiles porque muchas veces no son amenazas directas, pero sí que se manifiestan, por ejemplo, en la importancia que, en cualquier tema, se está dando al relato más que a los hechos. Importa más lo que se cuenta sobre ellos, aunque sea tergiversándolo, que no lo que realmente sucede.
–¿Comparte la visión manifestada por algunos sectores de que en los últimos años se está produciendo una degradación de nuestro sistema democrático?
–Sí. En estos últimos años, todas aquellas organizaciones que de una manera seria analizan el nivel de democracia de los países constatan que nosotros hemos ido descendiendo: estábamos situados entre las democracias de mejor calidad y nivel y hemos pasado al segundo grado, a aquellas que empiezan a tener problemas, digamos, estructurales. Eso se manifiesta en aspectos como la degradación del papel del Parlamento, cuyo papel ha sido ninguneado y ha tenido una injerencia por parte del Ejecutivo mayor de la que debe tener en una democracia. Otro signo de ese deterioro es la falta de concordia, de acuerdo entre las grandes fuerzas políticas, que en vez de dar respuesta a los graves problemas que tienen los estados se dedican más a la confrontación y al rifirrafe. O todo lo sucedido con la renovación del Consejo General del Poder Judicial o con la Fiscalía General del Estado, que desde la UE se insiste en que tiene que ser más independiente del Gobierno de lo que es.
–Recientemente ha presentado su libro 'En defensa de la Transición', un periodo histórico que está siendo cuestionado desde diferentes ámbitos, ¿por qué está ganando adeptos este relato?
–El cuestionamiento de ese periodo histórico se hace desde los ámbitos populistas y nacionalistas. Todo los análisis serios continúan insistiendo en que nuestra Transición fue modélica. Evidentemente hay cosas que se hubieran podido hacer mejor, seguramente, pero eso que ha empezado a calar en determinados sectores sociales de que la Transición fue un bulo orquestado desde el franquismo, etcétera; eso responde a una estrategia manipulativa muy clara por parte de los grupos populistas y realmente cala por la gran falta de formación política que tiene en su conjunto nuestra sociedad. Somos el único país de la UE que no da formación política a sus jóvenes. No se les enseña lo que es tener una Constitución, lo que es el Estado de Derecho, lo que es la imparcialidad del Poder Judicial, cómo se hace una ley, cuáles son las fases del procedimiento penal. Si resulta que no se tienen conocimientos elementales para poder tener un juicio crítico, cómo queremos que toda esta serie de manipulaciones orquestadas, que están además muy bien pensadas desde el punto de vista comunicacional, no calen. Evidentemente que van a calar. Lo que tenemos que hacer es intentar contrarrestarlas, es decir, ser serios, explicar las cosas como han sido y defenderlas de una manera razonada. Por eso me decidí a escribir ese libro y porque me dolía muchísimo ver cómo esas tergiversaciones impedían que se hiciera una reflexión seria sobre lo que fue bien, lo que no ha ido tan bien, lo que tenemos que mantener o lo que tenemos que reformar.
–¿Le preocupa el incremento en Europa de los populismos y de los partidos de ultraderecha así como los sentimientos antieuropeístas?
–Sí, me preocupa, aunque afortunadamente este empuje del antieuropeísmo o de vuelta a los nacionalismos, es minoritario. La inmensa mayoría de las fuerzas políticas busca mejorar la UE, no ir contra ella o hacer que sus políticas disminuyan. ¿Por qué? Pues porque está visto que en el mundo actual o tienes una organización de estados europeos potente, fuerte, que funcione correctamente, o si no ninguno de los estados de la Unión Europea, ni aún los grandes, podría hacer frente a la influencia de Rusia, ni a la penetración de China, ni contrarrestar a los populismos.
–Como catalana, ¿el independentismo está en horas bajas, como desde algunos sectores se está haciendo ahora ver, una vez que hay un gobierno en Cataluña presidido por un socialista Illa?
–El independentismo nunca ha estado en horas altas porque nunca ha tenido mayoría social. Ha tenido mayoría en el Parlamento por efecto de un sistema electoral perverso que los sobrerepresentaba en el Parlamento catalán, pero nunca ha tenido mayoría social. Lo que sí ha hecho es muchísimo ruido y también ha contaminado a otras fuerzas políticas. Y lo estamos viendo. Tenemos a un socialista en la presidencia de la Generalitat, pero aplica las políticas de Esquerra Republicana. Así sucede a nivel lingüístico; también con la introducción del cupo catalán, que se nos quiere hacer creer que es avanzar hacia el federalismo cuando lo que se intenta realmente es una confederación mediante mutaciones constitucionales y centrifugando las competencias.
Sobre Cataluña: «Hay un socialista en la presidencia de la Generalitat pero aplica las políticas de ERC»
–¿Qué vaticina que puede ocurrir cuando la ley de amnistía llegue al Tribunal Constitucional?
–Nunca me atrevo a vaticinar lo que pueda decir un tribunal. Sí me atrevo a decir que esta ley está recurrida en el Constitucional y también en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Y aquí lo que va a primar va a ser lo que diga el Tribunal de Luxemburgo, que recientemente ha ratificado en una sentencia su jurisprudencia, donde dice que los tribunales de los estados miembros no están obligados a aplicar decisiones de su Tribunal Constitucional si esas decisiones son contrarias al derecho de la Unión Europea.
–Una ley que ha condicionado la agenda de nuestro país en los últimos tiempos. ¿Qué le parece lo que ha supuesto esta norma?
–Una norma que nos hubiéramos podido ahorrar porque no hacía ninguna falta una ley de amnistía. Yo he sido contraria a la ley de amnistía. ¿Por qué? Porque cuando se elaboró la Constitución se rechazó que se pudiera introducir la posibilidad de que hubiera leyes de amnistía. Si nos vamos a analizar el contenido, ahí tenemos un informe de la Comisión de Venecia que incide en aspectos como la falta de definición de algunos de los delitos amnistiables, que la ley se hizo por el procedimiento de urgencia o que no hay consenso en la elaboración de esta norma.
–¿Cómo cree que le puede afectar a la imagen de la Corona las informaciones que salen estos días que afectan al rey emérito?
–Es muy lastimoso pero me da la impresión que es más una campaña orquestada desde sectores muy antimonárquicos que no realmente un problema constitucional. En lo referente a la vida privada no me voy a meter, pero en lo que respecta a los aspectos institucionales Juan Carlos I respondió con la abdicación y se cambió la regulación de bastantes cosas dentro de la propia Casa Real; es decir lo que hubo que afrontar institucionalmente se afrontó.
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