TalentLab Málaga arranca la selección de los 50 participantes de la tercera edición

Este martes, está programado un test de habilidades y de personalidad, además del desarrollo de un caso práctico. Mañana, miércoles, se realizarán varias dinámicas de grupo. La selección definitiva la realiza la empresa Standby, aplicando el mismo protocolo que sigue en la búsqueda de ejecutivos para puestos de dirección.

Pasadas las nueve de la mañana, se abren las puertas y los jóvenes toman asiento en las luminosas mesas circulares que llenen el interior del The Green Lemon. El primer saludo lo reciben por parte del director de SUR, Manolo Castillo, que destaca la envergadura que ha alcanzado TalentLab Málaga y la vinculación que existe entre el éxito laboral y el estar bien informado. «Organizamos esta tercera edición de TalentLab Málaga porque se ha convertido en uno de nuestros eventos preferidos. Nos motiva poder contribuir y ayudaros a entrar en el mercado laboral. Llevamos ya tres años y cada vez somos más. Más gente y más empresas comprometidas con este proyecto», resalta.

«Aquí pasarán 50, vale. Pero os quiero decir a los que no sois seleccionados que no pasa nada, que no es el fin del mundo. Os llegará vuestra oportunidad porque queda claro que sois gente interesante, motivada y muy bien preparada», añade. También intervienen el responsable de Educación Corporativa de ESIC, Juan Sánchez, y el director de Standby, Pedro García.

El primer reto plantea una descripción de un caso concreto y sitúa a los jóvenes en el papel de un director general de una empresa que cuenta con 23 empleados, que ha cosechado mucho éxito, pero que ha sido golpeada por el Covid, con una pérdida de facturación del 25%. «Actualmente, por la situación del Covid, unida a la actitud de algunos trabajadores, el buen ambiente de trabajo se ha roto y en ocasiones se viven circunstancias de tensión», reza. A estos problemas se le une la salida de algunos empleados con más experiencia, que han sido captados por la competencia.

Los jóvenes disponen de dos horas para dar respuesta a cuestiones y trazar decisiones para enderezar el rumbo de la empresa. Se les pide que diseñen propuestas para mejorar la situación actual o que dibujen un nuevo organigrama directivo. También se plantean preguntas como la siguiente: ¿Es buena idea o no renovar al alumna en prácticas que está ahora mismo en la empresa? Hagan lo que hagan, tienen que respetar los límites que marca el presupuesto.

El responsable de Standby, José Manuel Troyano, explica lo que hay detrás de una prueba de este tipo: «Lo que buscamos es detectar ciertas competencias, como pueden ser la comunicación o la argumentación. Ver la capacidad para exponer una idea y justificarla. En este caso, les pedimos que tomen decisiones que afectan al funcionamiento de una empresa que cuenta con un presupuesto limitado. Es importante que veamos que lo que proponen tiene cierta coherencia y se explica bien».

Aunque pueda parecer que alumnos de carreras con un trasfondo económico o empresarial estén en ventaja, Troyano asegura que es una prueba válida para cualquier trasfondo formativo. «Da igual que seas estudiante de ADE o de Comunicación Audiovisual. No buscamos una respuesta técnica sino detectar esas capacidades que antes he comentado», precisa.

Las dos horas de prueba dan lugar a un primer receso para retomar fuerzas con un desayuno. Tiempo para conocer algunos participantes en este TalentLab Málaga. Vienen porque están ilusionados con algunas empresas que forman parte. Otros porque un amigo que participó en la edición anteriores les ha recomendado la experiencia. Los que hay aún están en el último año de carrera, pero ya tienen hambre por salir del mundo de lo teórico.

A todos les une que ven en TalentLab Málaga una oportunidad para entrar en contacto de manera directa con las empresas. Superar lo que a veces parece una barrera infranqueable y que cuesta derribar.

Víctor Gálvez, por ejemplo. Tiene 24 años y está acabando la carrera de ingeniería industrial. «Sobre TalentLab Málaga sé porque me lo comentó una amiga y pensé que era una buena oportunidad. Estoy acabando y lo importante es empezar a moverme. Me imagino que Metro Málaga podría encajar», señala. Víctor asegura que no le preocupa tanto su futuro laboral como el encontrar un sitio donde siente que encaja bien. «De lo mío hay mucha salida. Es más difícil acabar la carrera», precisa.

El grupo de jóvenes es diverso en ambiciones y deseos. Algunos ven útil completar su formación con un máster, otros creen que no hay mejor máster posible que ponerse a trabajar cuanto antes. Ante todo, destaca la heterogeneidad.

Si Víctor Gálvez representa las carreras técnicas, Marta Roldán podría hacerlo para las formaciones de ámbito social. Tiene 20 años y está en el tercero de Publicidad y Relaciones Públicas. «Lo que más me llama es poder obtener algunas experiencias prácticas. Durante la carrera, es lo que se echa más de menos. Es verdad que hay algunos profesores que ponen empeño en este sentido, pero podría ser algo más». Cuando se le pregunta a Marta que dónde ve su futuro, resalta que en el departamento de relaciones públicas de alguna empresa. «Las empresas cada vez le dan más importancia a cómo son percibidas o a cómo comunican. Al menos, eso es lo que nos cuentan», expone.

TalentLab Málaga gira en torno a todo esto. Es un proyecto formativo que busca allanar el acceso al mercado laboral por un lado y, por otro, retener el talento local para las empresas de la provincia. Da respuesta a los jóvenes que están hartos de la cantinela de que no hay futuro para ellos.

Las anteriores ediciones han dejado ejemplos de efectividad. Seleccionados que completan el proceso de formación en TalentLab Málaga y luego realizan prácticas remuneradas en alguna de las empresas que participan. Algunos, que después de las prácticas pasan a ser contratados de manera indefinida. Este proyecto también cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga.