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Los supermercados de Málaga han reforzado la seguridad en el interior de las superficies comerciales. El paulatino encarecimiento de los productos básicos, unido al aumento ... de pequeños hurtos durante los últimos meses, han forzado a las principales cadenas a establecer nuevos sistemas de control para evitar incidentes indeseables.
Según ha podido comprobar este periódico, la seguridad ya no se reduce al control de accesos, sino que en muchas ocasiones los vigilantes (por lo general, contratados a empresas externas) recorren los pasillos interiores y vigilan la linea de cajas para evitar hurtos y aumentar la sensación de seguridad. En otros casos, incluso se han alarmado productos que hasta ahora quedaban fuera de dicho control, como es el caso de las botellas de aceite de oliva.
Cuestionados sobre este asunto, trabajadores y responsables de algunas superficies, reconocen que la presencia de un vigilante se antoja cada vez más necesaria, ya que así el personal puede trabajar con más tranquilidad. Hasta ahora, y salvo excepciones en grandes cadenas como Carrefour, la vigilancia es itinerante y los profesionales de la seguridad se desplazan de un supermercado a otro en función de la afluencia y/o riesgo que se determine en cada momento. «Muchas veces están en la entrada, otras en la zona de caja o paseando por lo pasillos para transmitir sensación de seguridad», reconocen en una superficie ubicada en la capital.
También es novedosa la decisión de alarmar las botellas de aceite de oliva. Algo así han comenzado a hacer en los centros de la cadena Día. Según su política de empresa hay que alarmar todos los productos que superen un valor de ocho euros, por lo que hacerlo con el aceite de oliva ha sido una de las medidas más llamativas. «Lo hemos hecho desde que se ha producido esta importante subida de precios», reconoce una trabajadora. En la actualidad, la garrafa de cinco litros cuesta 35,75 euros en dichos establecimientos.
En Maskom también suelen aumentar la vigilancia cuando las circunstancias lo requieren. Aunque no cuentan con vigilantes de forma permanente, sí que contratan este servicio cuando comprueban que las cifras de 'perdidas desconocidas' (así llaman a los hurtos) aumentan sin motivo aparente. «Si hay un pequeño repunte intentamos pararlo contratando seguridad, ya que es la única forma», resume Sergio Cuberos, director general de la cadena malagueña.
800
millones de euros pierden los comercios al año por el hurto externo, lo que supone el 0,75% de la facturación total, según los datos facilitados por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) a nivel nacional.
Sobre los objetos que más se 'pierden', reseña los loncheados, sobre todo jamones y embutidos de alto valor, los perfumes y las bebidas alcohólicas. «Son productos que se pueden esconder fácilmente porque las personas que actúan de esta forma lo hacen al descuido y para que nadie se dé cuenta». En este sentido, Cuberos asegura que no son robos «por necesidad, sino por capricho o realizados por bandas especializadas».
Al hilo de esta problemática, el director general de la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería, Álvaro González Zafra, denuncia un ligero aumento de los hurtos y lamenta los pocos medios que tienen los supermercados para acabar con ellos. «Nos encontramos en una situación de gran indefensión con respecto al hurto multirreincidente; es algo que hemos denunciado en muchas ocasiones».
Asegura que este tipo de pérdidas son muy significativas para las empresas, aunque también para la administración, que debe poner a trabajar tanto a la policía como al sistema judicial. «No se pena como se debiera», concluye. Según los datos que maneja el sector, el hurto externo genera pérdidas de más de 800 millones de euros en los comercios, lo que supone el 0,75 por ciento de la facturación total. «Estamos hablando de mucho dinero», sentencia.
La Asociación de Fabricantes y Distribuidores, colectivo que representa a las principales cadenas de supermercados de todo el país, acaba de denunciar que la reforma para penalizar la multirreincidencia no está frenando el incremento de los hurtos comerciales. A pesar de que el Código Penal se modificó hace un año (contempla penas de prisión de 6 a 18 meses para la multirreincidencia en delitos leves de hurto -siempre que el valor conjunto de los cuatro hurtos supere los 400 euros-), «este tipo de infracciones sigue creciendo».
Según los datos del Ministerio del Interior, en 2022 se registraron más de 642.500 hurtos en España, lo que supone un crecimiento interanual del 30,2%. La tendencia se mantiene este año, con un incremento del 12% en el primer trimestre del año. Desde el colectivo entienden que situar un valor de 400 euros para elevar la pena de la multirreincidencia permite realizar diversos actos delictivos de menor cuantía, lo que supone un grave problema para el comercio. De hecho, la organización ya advirtió que este límite de 400 euros dejaba fuera una buena parte de la multirreincidencia, ya que el 90% de los hurtos comerciales son de un valor inferior a 90 euros.
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