Sólo uno de cada cuatro coches de un día habitual circuló por Málaga durante la pasada DANA

El horror vivido en Valencia seguía entonces (y lo hace todavía) muy presente en la conciencia colectiva; de manera que, ante las malas perspectivas meteorológicas, los malagueños optaron masivamente por un autoconfinamiento voluntario.

Ahora, un dato recién conocido pone de relieve hasta qué punto la sociedad malagueña actuó con responsabilidad y siguió las directrices marcadas por la Junta y el 112 hace justo una semana, cuando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) llegó a activar el máximo nivel de aviso por riesgo de lluvias torrenciales (rojo).

El pasado miércoles, 13 de noviembre, en la capital malagueña se registraron, de media, 3.602 movimientos urbanos de vehículos. Esta cifra supone un 75% menos que los desplazamientos que hubo el mismo día de la semana anterior, cuando fueron 14.338, según los datos aportados por el Ayuntamiento de Málaga.

Decir eso de una ciudad como Málaga, donde aproximadamente el 45% de los desplazamientos diarios se producen en vehículo privado, es muy significativo. Y es todavía más en entornos como la zona Este de la Gran Málaga (Rincón de la Victoria y término municipal de Vélez hacia la capital), y el Valle del Guadalhorce (con el PTA como principal referencia), donde este porcentaje crece considerablemente.

Esta actitud cívica hizo posible que los daños personales y materiales provocados por la DANA sobre la ciudadanía fueran mínimos. Cabe recordar que el mayor aguacero dejó 80,6 litros por metro cuadrado en una hora, lo que supuso un nuevo récord en el pluviómetro de la sede del Centro Meteorológico de Aemet, situado en la barriada de El Cónsul. Paradójicamente, estas oficinas estuvieron a punto de inundarse.

Pues esta tromba de agua, que convirtió numerosas calles principales en ríos y provocó desprendimientos y otros daños en el viario y las infraestructuras, se registró entre las 13.00 y las 14.00 horas. Esto es, en plena hora punta, cuando muchos trabajadores y, sobre todo, los estudiantes, habrían salido de los centros. Por tanto, de no haberse decretado la suspensión de las clases y la recomendación de no acudir a los trabajos, los efectos habrían sido mucho más graves.

Sin embargo, a aquella hora la mayoría de las empresas estaban cerradas. Especialmente en grandes polos laborales, como es el Parque Tecnológico, que tiene unos 25.000 trabajadores y donde muy pocas sedes abrieron. Además, los pocos que se habían desplazado fueron enviados de vuelta a casa a media mañana.

Lo mismo ocurrió en el sector de la hostelería de Málaga. La patronal, Mahos, estimó que alrededor de la mitad de los negocios no había abierto, y casi todos cerraron por la tarde, cuando arreció la lluvia. En cuanto al comercio, algunos supermercados, panaderías y demás pequeños comercios de barrio abrieron por la mañana, pero cerraron a primeras horas de la tarde.

Ningún Carrefour de la provincia abrió, si bien, en este sector, la imagen más simbólica fue la de El Corte Inglés, que levantó la persiana a primera hora, pero alrededor de las 11.30 determinó el cierre de todos sus centros de la provincia, tanto los grandes almacenes como los Supercor e Hipercor, y los trabajadores volvieron a sus domicilios.