«Muchos hombres piensan que cuanto más dure la penetración mejor lo pasan ellas»
Tener siempre ganas, mantener la erección y durar mucho son las principales presiones a las que se enfrentan los hombres hetero en sus relaciones sexuales
Mantener la erección, durar mucho antes de llegar al orgasmo y tener siempre ganas son las presiones a las que se enfrentan los hombres hetero ... en su día a día. La sexóloga Ana Lombardía ha resumido en el libro 'Hablando con ellos' las preocupaciones de sus pacientes a lo largo de diez años de terapia.
-Dice en su libro: «Por lo general los hombres piensan que todos los demás funcionan como máquinas en la cama: siempre con ganas, siempre dispuestos y siempre con una erección que no se baja nunca. Todos… menos ellos mismos» ¿Le sorprendió encontrarse con que también tenían falta de deseo?
–Sí, porque las mujeres sí que hablamos de sexo entre nosotras y tenemos más normalizadas ciertas cosas, pero ellos no hablan o si lo hacen es desde la fanfarronería: «Mira cuánto he follado, mira lo que he hecho, mira esta chica a la que me he ligado...», pero no hablan de cuando se les baja, de cuando pierden el control de la eyaculación o de cuando no tienen ganas. Suelen hablar desde la anécdota, pero no en profundidad.
«Si los hombres pudiesen tener erecciones aunque no tuviesen ganas tampoco vendrían a la consulta»
–¿Les preocupa más la falta de deseo o la falta de erección?
–Yo creo que la principal es la falta de erección. De hecho, en torno a eso se orquesta todo lo demás. Si los hombres pudiesen tener erecciones aunque no tuviesen ganas tampoco vendrían a la consulta, dejaría de ser un problema. Les preocupa poder ejecutar el coito, tener una erección, porque su identidad gira en torno al pene, a las erecciones, a la capacidad de dar placer con el pene. Estoy generalizando mucho, por supuesto.
–En el libro utiliza alguna vez expresiones como mamada o echar un polvo ¿Por qué?
–Es que para mí era muy importante que el lenguaje fuese muy natural, para que la gente se sintiese identificada rápidamente y pudiese comprender de lo que se estaba hablando. Si hablamos de 'echar un polvo', todo el mundo tiene conocimiento de lo que es y resulta natural.
–Nadie dice: Te voy a hacer una felación…
–Muchas veces la gente viene a la consulta cohibida y con esa cosa de, bueno, no voy a decir tal palabra. Cuando están hablando con una profesional se cortan, pero si ven que pueden hacerlo con naturalidad, pues ya se relajan y te lo explican todo mucho mejor.
–También habla del mito de «cuanto más aguante, mejor»
–Claro, es que ese mito está muy extendido y condiciona tremendamente todos los encuentros sexuales. Se supone que los hombres tienen que dar placer a las mujeres con la penetración y, por lo tanto, el razonamiento es: cuanto más dure, mejor se lo va a pasar ella. A pesar de que la mayoría de las mujeres no llegan al orgasmo con la penetración, sino con la estimulación del clítoris.
«Ellas tampoco dicen claramente que necesitan una estimulación del clítoris para pasárselo bien porque se sienten raras y a lo mejor piensan que deberían pasárselo mejor con la penetración»
–¿Es que las mujeres no dicen claramente lo que les gusta para llegar a un orgasmo?
–Claro, es que eso lo tenemos metido tanto hombres como mujeres. Ellas tampoco dicen claramente que necesitan una estimulación del clítoris para pasárselo bien porque se sienten raras y a lo mejor piensan que deberían pasárselo mejor con la penetración. Y si no les gusta fingen porque creen que es lo que debería gustarles. Muy pocas mujeres hablan de que la penetración para ellas no es suficiente.
–¿Incluso mujeres jóvenes?
–Sí. Incluso mujeres jóvenes. El problema es que cuando la gente se siente rara y piensa que es la única a la que le pasa eso, en general, tiende a callarse. Muchos hombres y mujeres lo primero que me dicen en consulta es: Ana, yo creo que soy rara, me pasa algo distinto. Y en realidad le pasa a casi todo el mundo lo mismo y tienen las mismas preocupaciones.
–¿No es algo que se hable con la pareja normalmente?
–Muchas veces se da por hecho que con la penetración basta o debería bastar
–Para que sea un buen orgasmo ¿Hay que llegar a la vez?
–Claro, eso también está muy extendido y tiene también mucho que ver con el amor romántico, con el estar conectados en todo momento. Y al final supone un malestar si no se alcanza, porque llegar los dos al orgasmo a la vez requiere mucho esfuerzo. Y a veces ni estás disfrutando tú, ni está disfrutando el otro.
«Se asume que las mujeres tienen más dificultades para tener un orgasmo, pero se da por hecho que los hombres llegan con total facilidad aunque no siempre sea así»
–Y eso de que los hombres nunca tienen problemas para llegar al orgasmo…
–Se da por hecho que los hombres llegan al orgasmo con total facilidad, aunque no siempre sea así nadie se cuestiona que a un hombre le cueste. Con las mujeres se asume que a veces no llegan, que tienen más dificultades.
«Masturbarse es perfectamente compatible con tener pareja y pasarlo bien con ella. A lo mejor te apetece tener un rato para ti de disfrutar»
–Otra creencia: Masturbarse es para los que no les gusta mucho su pareja o no tienen pareja
–Claro, eso es otro mito. Porque al final la excitación y el proceso que vivimos cuando nos masturbamos es muy distinto al que experimentamos cuando estamos en pareja. Entonces, aunque tú tengas pareja y te lo pases bien a lo mejor te apetece tener tu rato para ti de disfrutar. Es un proceso más individual. A veces es más rápido, es más directo. Cubre unas necesidades distintas a las del sexo en pareja. Entonces es perfectamente compatible.
–Explica que en los niños que entraban en la adolescencia era frecuente que alardearan en el patio del colegio de quién se había hecho una paja, incluso que alguna vez se reunieran en una casa para masturbarse juntos viendo porno, pero que si una chica lo hacía no lo contaba. ¿Siguen existiendo esos prejuicios con la masturbación femenina?
-Ahora con todo este movimiento que está habiendo con los succionadores de clítoris ya se habla más de la masturbación femenina y de que las mujeres también la practicamos, pero con un aparatito, que a veces tengo la sensación que han sustituido al hombre por el juguete. Y no hace falta que haya ningún juguete de por medio.
«A veces esperamos que surja el sexo cuando no hemos tenido ni cinco minutos a solas. El sexo espontáneo es una falacia; lo hemos preparado toda la vida, desde jovencitos»
-Habla de la falacia del sexo espontáneo
-A veces esperamos que surja el sexo cuando no hemos tenido ni cinco minutos a solas. Si una pareja no ha estado tranquila, relajada, en un buen ambiente, pues ahí es muy difícil que salga. El sexo lo hemos preparado toda la vida, desde adolescente jovencitos, eso de cuándo quedamos que tengas la casa para ti lo hemos hecho siempre. Era muy divertido, pero de espontáneo no tenía nada. Al revés, era muy preparado
-¿Lo que se habla de sexo es inversamente proporcional a lo que se practica?
- Yo creo que no tiene que ver. Va más con la personalidad de cada uno o con lo extrovertido que seas.
-¿Hablamos ahora las mujeres más de sexo?
-Yo creo que sí. También depende mucho del grupo de amigas que se tenga. Algunas tienen súper normalizado hablar de sexo incluso con detalles y otras ni lo mencionan. Hablan más de chicos, pero de la parte más romántica, de la relación en sí misma, pero no de sexo. Se dan las dos cosas.
«Hay mujeres que están súper empoderadas, encantadas de la vida. Y cuando le proponen un nuevo modelo de sexualidad a sus parejas, pues a lo mejor ellos dicen ¿Y esto a santo de qué? Si estábamos bien así»
-¿Por qué decidió dedicar un libro a la sexualidad del hombre hetero?
-Hay un montón de libros para mujeres, pero no hay libros para hombres heterosexuales y decidí escribir el que quería que leyeran mis pacientes. Porque las mujeres estamos avanzando mucho, pero los hombres se están quedando atrás y de nada nos sirve avanzar nosotras si ellos no nos siguen, es que es un problema muy gordo y lo veo muchísimo en la consulta. Mujeres que están súper empoderadas, encantadas de la vida. Y, claro, cuando le proponen un nuevo modelo de sexualidad a sus parejas, pues a lo mejor ellos dicen ¿Y esto a santo de qué? Si estábamos bien así, si yo no quiero cambiar nada. Entonces necesitamos que ellos también puedan avanzar, porque es que si no nosotras no hacemos nada.
-¿Está afectando eso a las relaciones sexuales?
-Claro. La mayor parte de los encuentros en parejas heterosexuales giran en torno al placer del hombre, a prácticas que tienen que ver con el ritmo del hombre, con el deseo del hombre, con la excitación… giran en torno al hombre y ahora las mujeres están empezando a reclamar, oye, que yo también me lo quiero pasar bien, es que quiero que me seduzcas de otra manera y que no seas tan directo o tan brusco, es que necesito que me estimules más el clítoris. Están empezando a pedir y hay hombres se quedan como: Ah, que ya no basta con que te esté penetrando un montón de rato... y se quedan sin recursos, no saben qué es lo que pintan en la cama, cuál es su papel.
-¿Eso pasa porque no han sido educados en igualdad y a lo mejor quieren estar a la altura, hacerlo bien, pero no saben cómo gestionarlo?
-Claro, claro. Es que es una falta de educación tremenda. Es cierto que se podría dividir a los hombres que les ocurre esto en dos: los que no saben cómo comportarse porque no han sido educados y les puede la presión, y luego hay otros que aprovechan el privilegio de que todo el placer gire en torno a ellos de un modo más egoísta, desde el no conectar con su pareja. Y esos privilegios no los quieren perder. Sin darse cuenta de que, en realidad, esta nueva forma de vivir la sexualidad también sería muy buena para ellos, pero prefieren agarrarse a eso que ya tienen, que les funciona, que les va bien, que no solo les otorga placer, sino que también les otorga poder. Hay algunos que se sienten muy cómodos.
-¿Cómo debería ser la educación sexual?
-Debería empezar en casa. Se mete mucha presión a los colegios para que incluyan la educación sexual. Y está bien, pero no es suficiente. No podemos cargar a un profesor de Literatura con que imparta sexualidad como algo transversal porque no tiene ni idea, no es el encargado de ello. Entonces, que haya figuras específicas, como la psicóloga del centro o la orientadora, que enseñen algo de sexualidad está fantástico, pero también desde casa. Los padres y las madres tienen que educar en valores, tienen que educar en comunicación, en relaciones. Y que se les pueda dar herramientas porque si no a lo mejor no saben cómo hacerlo.
-¿Hombres jóvenes y mayores suelen consultar las mismas cosas?
-Es bastante parecido. Tengo chicos en consulta de 18 o 20 años que preguntan cosas muy similares a las pregunta un señor que tiene ochenta y pico
-¿Se sigue yendo al sexólogo a esa edad?
-Algunos sí
-Otro de los mitos es que a partir de determinada edad hay que olvidarse del sexo…
-Ni muchísimo menos. Somos seres sexuales toda la vida, desde que nacemos hasta que nos morimos y al final va cambiando de forma, de aspecto, de frecuencia y de todo, pero sigue estando ahí toda la vida, es que toda la vida tenemos sexualidad .
-¿La falta de deseo sólo es un problema si no coinciden los ritmos en la pareja?
-Claro no tiene que suponer un problema salvo que uno se cuestione que deberían tener más sexo. Si los dos están a gusto, pues está bien. Algo no es un problema hasta que alguien no considera que tiene un problema. No es mejor tener más sexo o menos. Está muy idealizado eso de cuanto más tengas, mejor y depende la escala de valores de cada uno.
-¿Los hombres van a consulta animados por ellas?
-Hay de todo, pero la mayoría vienen por su propia iniciativa y son ellos los que buscan, los que investigan y se meten en Internet.
-Dice que las parejas repiten en la consulta las mismas discusiones que tienen en casa y que a veces estás más de acuerdo con uno de los dos, pero que tiene cuidado de que no se te note…
-Se trata de no posicionarse y de no juzgar, de ser capaz de darles herramientas a los dos. Hay veces que uno lleva un enfoque más adecuado y más productivo de la situación, pero tampoco te puedes posicionar a favor de nadie porque al final se trata de que ellos lleguen a la solución juntos. En una discusión de pareja no debería haber ganadores o perdedores, tiene que ganar la relación de pareja, de eso se trata.
«Para avivar la llama hay que hacer cosas en pareja, pero a veces lo más eficaz es crecer como persona para seguir seduciendo y continuar resultando interesante»
-¿La rutina es uno de los principales problemas en parejas de larga duración?
-Sí. Y cuando hablamos de reavivar la llama muchas veces hay que hacer cosas en pareja, desde luego que sí, pero a veces lo más eficaz es el trabajo individual de cada uno y que los dos de forma individual se desarrollen como personas y sigan creciendo. Si tú sigues creciendo sigues siendo una persona nueva para tu pareja y por lo tanto vas a poder seducir con mucha más facilidad y vas a seguir resultando interesante y vas a poder innovar. Si tú te mantienes estático toda la vida y eres la mismo a persona y no creces y no evolucionas el factor de novedad que necesitamos para sentir deseo se anula por completo.
-¿Hay parejas que son incompatibles en la cama incluso para un encuentro sexual?
-Sí. Es que, por ejemplo, a la hora de los ritmos hay gente que es muy directa, va muy rápido a los genitales y a otras personas les gusta más lento, más preliminares.
-¿Podríamos vivir toda la vida sin sexo?
-Hay gente que lo hace, sin sexo genital. Sexualidad tenemos todos, todos los días. Cuando bajas a comprar el pan y el panadero te sonríe y te da una muestra de afecto. Eso es sexualidad. Pero sin encuentros sexuales como tal, genitales, como lo entendemos tradicionalmente, hay gente que lo hace y se puede vivir.
-Hay personas que reivindican la asexualidad como una orientación sexual y que no lo viven como un problema…
-Bueno, es que la gente tiene derecho a decidir cómo quiere vivir. No sé si es una orientación sexual como tal ese 'no sexo', no sé cuál tendría que ser la categoría, pero desde luego se tiene que reconocer como tal. La gente necesita mucho las etiquetas para sentirse parte de algo.
«Con '50 Sombras de Grey' un montón de mujeres que no pensaban en sexo durante todo el día empezaron a fantasear y normalizaron leer literatura erótica»
-¿Le sorprendió el éxito de '50 Sombras de Grey'? ¿No era un poco ñoño?
-Es que fue muy curioso el efecto de '50 Sombras de Grey'. Hay un montón de libros eróticos, pero con éste consiguieron que la gente normalizase leerlos, que lo fueran leyendo en el metro sin tapar la portada o que te lo pidiese prestado tu suegra, porque todo el mundo lo leía. Y eso es lo bonito, independientemente de la historia, el que se normalizase leer literatura erótica. Y que un montón de mujeres que no pensaban en sexo durante todo el día empezasen a leer y a fantasear. Estaba todo muy edulcorado, pero, bueno, como fantasía está bien. Si ha funcionado para estimular el erotismo de mucha gente, pues, adelante.
-¿Cuál es su posición sobre la abolición o regulación de la prostitución?
-Yo creo que la posición abolicionista sería lo más apropiado porque cuando hablamos de regulación es como hablar de legalizar la venta de cuerpos y los cuerpos no deberían venderse, es como legalizar la esclavitud. A veces se justifica diciendo que algunas es que lo quieren vender. Bueno, yo creo que nadie tenga otras opciones quiere vender su cuerpo
-Cuando está de copas y le preguntan a qué se dedica ¿Dice la verdad?
-Muchas veces, no (risas). Digo que soy psicóloga a secas. Si ya me preguntan la especialidad, pues lo cuento. Hay gente que cuando lo digo se siente intimidada, otros que les despierta mucha curiosidad o que te quieren preguntar sus dudas, hay gente que se siente muy avergonzada y se va del tirón, pasan muchas cosas. Cuando te ven como sexóloga ya solo eres sexóloga, no eres nada más. No eres simpática o divertida. Eres sexóloga y punto. No ven el resto de tu persona. Es como una identidad que se come todo lo que eres.
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